jueves, 12 de julio de 2018

El poder financiero

El poder financiero


Desde un principio los banqueros descubrieron que prestarle a los estados y reinos constituía un gran negocio, ya que las cantidades eran muy elevadas y las ganancias también, además, siempre se asegurarían el cobro, pues estaba garantizado por el esfuerzo de toda la población del reino. Ellos también descubrieron que las guerras constituían otro negociazo, pues producían enormes necesidades de financiación. Entonces, las promovieron siguiendo la máxima que dice que para obtener mayores ganancias es necesario que haya caos, por supuesto que esto lo hicieron de acuerdo a sus propios intereses –incrementar SUS ganancias promoviendo al caos AJENO–.


Después de habernos enterado de que los bancos centrales suelen ser de propiedad privada y comprobar que las decisiones políticas en muchos casos –hoy en día en casi todos los casos– están dirigidas por grupos privados que las orientan siguiendo su propio interés personal. Queda muy claro de que hay que estudiar la historia de otra manera; considerando que existen estos poderosos grupos privados que toman las decisiones sin dar la cara. Por este motivo, en esta investigación vamos a seguir el rastro de la financiación de los acontecimientos, es de sobra conocido que las guerras y revoluciones siempre necesitan dinero para obtener el éxito. Para lograrlo, después de cada suceso, vamos a hacernos una pregunta muy importante para entender la historia: ¿A que grupo beneficia y a quién perjudica cada acontecimiento? 

La reforma cristiana resultó otra fuente de inmensas ganancias para las élites bancarias, ya que discutió el poder de la Iglesia Católica, que era muy fuerte y poco manejable, porque dependía de una dirección global en Roma. Después del cisma de Lutero se crearon nuevas Iglesias más dispersas y más manejables, además esto originó un sinfín de guerras que les deparó pingues ganancias. Hay que recordar que este enfrentamiento religioso se vio atizado por los problemas políticos entre los príncipes germanos y el emperador Carlos V. Por supuesto que los banqueros financiaron a los dos bandos, ya que no podían perder ninguna oportunidad de negocio. Sin embargo, la gran ocasión de efectuar un gran salto en su poder y riqueza llegó en la Revolución Inglesa de 1688.



La Revolución Inglesa de 1688 


También llamada la “Revolución Gloriosa”, acabó definitivamente con el sistema de monarquía absoluta de Inglaterra, inaugurando lo que sería el origen de la actual democracia parlamentaria británica. Dicha revolución se estudia como una rebelión de los súbditos protestantes contra el rey Jacobo II, que comenzaba a manifestarse como católico y, de hecho, los revolucionarios lucharon para que este rey abdicara en su hija, María, que estaba casada con el príncipe holandés Guillermo Enrique de Orange, de confesión protestante. Incluso se estudia que el motivo por el que comenzó fue cuando el rey Jacobo II tuvo un hijo. 

Entonces el Rey les exigió a María y su esposo que aceptasen su posición procatólica para heredar el trono, a lo que ellos se negaron. Los motivos que se esgrimen era que temían que la influencia francesa fuese demasiado grande y que además Guillermo era considerado en Europa el principal sostén de la causa protestante.
Esta Revolución produjo violentos enfrentamientos entre las tropas leales al Rey y las leales a su yerno. Para realizarla, los revolucionarios precisaron de una fuerte financiación, que fue dada por los banqueros de Amsterdam –Holanda–. Como contrapartida de este dinero, a estos banqueros les fue otorgada la facultad de emitir el dinero del Reino, para lo que se creó en 1694 el Banco de Inglaterra; un banco central privado, propiedad de los banqueros holandeses.

A partir de este momento, Inglaterra cayó en el sistema de dinero deuda y que un reino tan poderoso lo implantase resultó crucial para su propagación y preponderancia. Estos banqueros, que tenían su sede en Amsterdam, se trasladaron a Londres, haciendo de esta ciudad el centro financiero del mundo, que se mantuvo hasta fines del siglo XIX, cuando emigró a Nueva York –debían estar en el sitio adecuado para instalar el definitivo sistema de dinero deuda en EEUU: la Reserva Federal–.
Hasta el reinado del triunfador de la Revolución Gloriosa, Guillermo III, Inglaterra no tenía deudas y a partir de entonces su deuda creció imparable. Por supuesto que la historia oficial solo hablará maravillas de esta Revolución, ya que se implantó el sistema liberal inglés de democracia parlamentaria en reemplazo de la monarquía absoluta. Pero, lo cierto fue que el pueblo inglés no salió muy bien parado, ya que el Banco de Inglaterra nació como un banco comercial con la facultad para emitir dinero. De hecho, el líder de los banqueros angloholandeses, William Paterson, propuso la siguiente combinación para la creación del banco:
  1. El grupo privado anticiparía un préstamo en oro de 1.200.000 Libras con una tasa del 6% de interés, estando el capital e interés garantizados por el Estado y pagados en oro.
  2. Como recompensa, el grupo privado tiene el derecho a llamarse Banco de Inglaterra.
  3. Y como el grupo se despojaba de todo su capital para pagar el préstamo, exigía a cambio el derecho a emitir y de negociar pagarés hasta la suma de las 1.200.000 Libras prestadas en oro al Estado.
Mediante esta vil estafa, permitida por la traición del Rey, este clan de usureros duplicaba en ocho años su fortuna, ya que cobraba el 6 % de interés por el oro prestado al Rey y otro 6 % por los pagarés prestados al pueblo. El público tenía la confianza en esos pagarés, porque fueron autorizados por el Rey, a pesar de que el banco los prestó sin capital. Así nació el crédito moderno, una falsificación, pues se presta solo papel.

Así el Banco había creado una deuda doble, una del Gobierno –el cual después de todo se reembolsaba el oro–, y la otra del pueblo inglés, que solo se llevó papeles. Además, los súbditos debían pagar los servicios de ambas deudas mediante impuestos.

Guillermo III continuó endeudándose y el Banco también emitió el mismo monto en billetes. Como estos papeles comenzaron a circular como si fueran oro, también en el extranjero, desde entonces el Banco solo entregó papel al Gobierno. 

Al principio el Banco solo emitió billetes hasta la suma del oro prestado y conservó una reserva en oro, prevista para el reembolso. Poco a poco, los banqueros se dieron cuenta de que la gente prefería el papel al oro, ya que era más liviano. Entonces emitió billetes contentándose con conservar solo una reserva del 10 %, para atender a las posibles demandas de cambiar los pagarés por el metal.
Este fue el gran empujón para que el sector financiero se convirtiera definitivamente en el más importante, mucho más que el sector económico, que es el que produce y comercia los bienes y servicios que realmente la gente demanda. A partir de este momento nacería el verdadero enfrentamiento que deberíamos considerar: el del sector financiero vs el económico. Es razonable considerar que el financiero debería estar subordinado al económico y no al revés, ya que el sector financiero solo es necesario para superar el primitivo sistema de trueque, que como es lógico propicia enormes dificultades de funcionamiento. Sin embargo, no resulta así, ya que el verdadero amo y señor es el financiero.


¿Quién se benefició y quién se perjudicó con la Revolución de 1688?

Al reemplazar, la Revolución Gloriosa, un sistema monárquico absolutista por otro parlamentario, se presenta en su estudio histórico como un gran avance en la libertad del pueblo inglés, pero la pregunta que se impone es si es verdad. Porque como contrapartida nació el dinero deuda, por lo tanto, los súbditos ingleses, a partir de entonces, tuvieron que pagar intereses por tener su propia moneda, ergo, fueron más pobres. Por supuesto, que esta circunstancia no se notó tanto por el avance tecnológico que hubo en aquellos años: la Revolución Industrial. 

¿Pero realmente el pueblo incrementó su nivel de vida como lo hubiera incrementado si no se hubiese instalado el sistema financiero de moneda deuda? La verdadera respuesta es que no, ya que los súbditos tuvieron que pagar los intereses que le cobraron estas élites bancarias por emitir su moneda y esto los empobreció. ¿Fue más libre el pueblo inglés? Voy a contestar de una manera ejemplificativa y simple para que se entienda: en mi opinión para ser libre es necesario que el ciudadano disponga de dinero en el bolsillo, ya que, sin él, no lo somos, por tanto, considero que no pudo ser más libre.

Queda claro que el pueblo inglés fue el principal perjudicado de la instalación del dinero deuda con la creación del Banco de Inglaterra en 1694 y por contrapartida, resulta obvio que los principales beneficiados han sido los banqueros dueños de este banco emisor de dinero.

El problema principal que se encontraron las élites bancarias para lograr el objetivo de exportar el sistema de dinero deuda vigente en Inglaterra a otros reinos, fue el sistema político imperante en aquella época en gran parte del mundo, en donde lo gobernaba un Rey, que resultaba muy difícil de sobornar, ya que tenía el sustento de él y sus descendientes asegurado. Además, existían grandes imperios, de notable fortaleza: el español, el de los Habsburgo –ambos católicos–, el otomano –musulmán– y el ruso –cristiano ortodoxo–. Entonces decidieron dinamitarlos, para lo cual utilizaron la famosa técnica de “divide y vencerás”, y también el ardid de la traición, que se instrumentó financiando las logias secretas masónicas





viernes, 6 de julio de 2018

Los Alquimistas



Cambalache de infamias y sobornos

¡Los Alquimistas que lograron transformar el papel en oro!

Denme el poder de emitir la moneda de un estado y no me importará quien haga las leyes

Esta frase la dijo el banquero Mayer Amschel Bauer Rothschild (1744-1812), que fue el fundador de esta famosa dinastía bancaria. Actualmente, en la mayor parte del mundo, está vigente lo que se llama el “dinero deuda”, que en mi opinión constituye una gran estafa a los ciudadanos, pues se reemplaza la facultad de un Estado de emitir moneda por un sistema de banco central privado, que ante cada emisión de moneda genera una deuda. Pero, para entenderlo, vamos a explicar en qué consiste y como funciona la emisión de dinero en la principal potencia del mundo: los EEUU. 
 
 
Mayer Amschel Bauer Rothschild


¿Qué es un banco central privado?

Un banco central es una institución que produce la moneda en una nación entera. Existen dos poderes específicos intrínsecos en la práctica del banco central: el control de la tasa de interés y el control del suministro de dinero, o inflación. El banco central privado no solo provee de moneda al estado, sino que la presta con interés. Entonces aumentando o disminuyendo el suministro de dinero, el banco central regula el valor de la moneda emitida. Es crucial entender que la total estructura de este sistema puede producir una sola cosa a largo plazo: ¡DEUDA!

Si la moneda la emitiese el Estado, sería otra fuente de financiación, además de los impuestos y las tasas, ya que se podría emitir dinero para pagar una parte del gasto público y solo habría que ser lo suficientemente prudente para no crear inflación y mantener el valor de la moneda. En cambio, con el banco central privado esta fuente de financiación desaparece y ante cada emisión se genera una deuda que origina un gasto por servicios financieros en el presupuesto del país.



No se necesita demasiado ingenio para entender esta estafa, cada unidad monetaria producida por el banco central, es prestada con interés; esto significa que cada unidad monetaria producida es realmente una, más un cierto porcentaje de deuda –el interés– basada en esa unidad. Y como el banco central tiene el monopolio sobre la producción de la moneda del país entero, y ellos prestan cada unidad monetaria con deuda asociada a ella. ¿De dónde sale el dinero para pagar esa deuda? Solo puede venir nuevamente del banco central.

Al convertir en negocio la potestad de emitir moneda, que debería ser una función gratuita del estado, no solo se corta otra fuente de financiación del Estado, sino que también se genera una deuda que aumenta continuamente, pues el banco central tiene que emitir constantemente dinero para cubrir la deuda pendiente creada y puesto que ese nuevo dinero es prestado con interés –nace como deuda, no como algo propio del Estado–. Por supuesto que representa un gran negocio para los banqueros que fabrican el dinero, pues se crea un dinero de la nada, que genera una deuda al Estado.

No sólo genera deuda este sistema de bancos centrales privados, sino que, al controlar la emisión de dinero, también controlan el destino del gobierno y de los ciudadanos.

Para entenderlo mejor lo ejemplificaremos: si el estado emitiese su propio dinero, no existiría la deuda que se genera con el mecanismo de banco central privado, ergo no pagaríamos esos servicios financieros, por tanto, pagaríamos menos impuestos o el estado nos brindaría más servicios. Además, no existiría un grupo de especuladores que mediante este proceso se quedan con este ingreso y al ser inmensamente ricos explotan un sinfín de actividades monopólicas al precio que ellos quieren. Queda claro que el resto de ciudadanos viviríamos bastante mejor y en muchos casos extremos serviría para que mucha gente no pasase hambre ni otras calamidades.




La crisis de 1907.

A principios del siglo XX, las familias dominantes de los bancos y negocios del mundo, eran los Rockefeller, los Morgan, los Warburg y los Rothschild –ahora también–, entonces buscaron que se instalaran leyes para crear un banco central privado en EEUU. Sin embargo, sabían que el gobierno y el público desconfiaban de esa institución, así que necesitaron crear un incidente para afectar a la opinión pública.

J. P. Morgan, considerado públicamente como un gran conocedor financiero de la época, aprovechó su influencia masiva publicando rumores de que un banco prominente de Nueva York era insolvente y estaba a punto de quebrar. Morgan sabía que esto causaría una histeria colectiva y que también afectaría a otros bancos, y así fue. El público temiendo perder sus depósitos comenzó a retirar su dinero. Consecuentemente los bancos fueron forzados a reclamar sus préstamos, obligando a los endeudados a vender sus propiedades y así comenzó una espiral de quiebras, reposiciones y desorden. Solo lograron poner las piezas en orden unos años más tarde.

La acusación de que J. P. Morgan fue el que creó esta crisis, no solo la afirman varios economistas, también lo aseguró el senador Robert Owen, que participó en la comisión que se creó para analizar la crisis.




La conspiración de la isla de Jekyll


The Jekyll Island Club

La isla de Jekyll se encuentra en la costa de Georgia –EEUU–, en 1910 era propiedad de un pequeño grupo de millonarios de Nueva York. Estamos hablando de gente como J.P. Morgan, William Rockefeller y sus asociados. Allí, había un club social que se llamaba The Jekyll Island Club. Aquí pasaban esas familias los meses de invierno. Este club social todavía sigue en pie, aunque destinado a fines lúdicos y de resort. Aún así, dentro del edificio existe una puerta que da acceso al salón principal donde aparece una placa recordatoria de bronce que dice: “En esta sala se creó la Reserva Federal”.

En 1910 todavía faltaban tres años para que entrara en vigor la Ley de la Reserva Federal. El 22 de noviembre de ese mismo año, el Senador Nelson Aldrich envió su vagón de tren privado para recoger a 6 hombres en la Estación de Trenes de New Jersey. Para que este viaje permaneciera en secreto, cada uno debía llegar a una hora diferente y no coincidir en la cena de la noche antes de la partida. Además, debían fingir que no se conocían. Incluso llevaban escopetas de caza enfundadas, para poder decir que iban a cazar patos en caso de ser descubiertos. Pero a ninguno le gustaba la caza y nunca habían disparado un tiro.

En ese vagón pasaron dos días y dos noches hasta llegar a Brunswick, en Georgia. Después se embarcaron en Ferry hasta legar a la isla de Jekyll, para hospedarse en el club social los próximos nueve días, mientras negociaban los detalles más importantes de lo que iba a ser finalmente el sistema de la Reserva Federal. Finalizado el acuerdo volvieron a Nueva York.

Fue tan secreta esta reunión, que ninguno se llamó por su propio nombre, sino que lo hicieron por seudónimos o nombres asociados, por eso se llamó el club del primer nombre. Para evitar que esta reunión trascendiera, incluso trajeron su propia servidumbre de lugares remotos, en definitiva, tuvo un hermetismo escandaloso.

Durante los años posteriores, todos los hombres involucrados en esa reunión, la negaron. Y no fue hasta que la ley fue finalmente aprobada, que comenzó a hablarse abiertamente de la misma.




¿Quiénes eran esos siete hombres?

El anfitrión era el Senador Nelson Aldrich, diputado republicano, responsable de la disciplina en el Senado. Además, era el presidente de la Comisión Monetaria Nacional, que era el comité especial del Congreso creado con el propósito de hacer las recomendaciones pertinentes sobre la legislación de la reforma bancaria en curso. Después de la crisis de 1907, la gente estaba muy preocupada por lo que estaba sucediendo en el sector bancario. De hecho, muchos bancos habían desaparecido haciendo perder el dinero a sus clientes, al faltar a su promesa de guardar los activos de sus depositantes. Pero, lo que realmente preocupaba sobremanera a los ciudadanos era toda esa enorme concentración de riqueza en las manos de unos pocos grandes banqueros, que en esos días se llamaban los “amos del dinero” (money trust). Da pena concluir que esta legítima preocupación de los ciudadanos, no solo actualmente continúa, sino que lo hace de forma aún más acentuada, y es lamentable decir que los “amos del dinero” siguen siendo las mismas familias, concretamente sus herederos.

La Comisión Monetaria Nacional, presidida por Aldrich, era la encargada de luchar contra los amos del dinero y evitar las quiebras bancarias y desórdenes. Sin embargo, Aldrich era uno de los más importantes socios de J. P. Morgan y, por si esto no alcanzase, era el suegro de John D. Rockefeller Jr. Lo que quiere decir que era el abuelo del que fuera vicepresidente de los EEUU Nelson Rockefeller –1974 a 1977–. De hecho, su nombre completo era Nelson Aldrich Rockefeller. ¿Con estos antecedentes comerciales y familiares, estaba capacitado para luchar contra quiénes eran sus socios y su familia? No hace falta aclarar la respuesta.

La segunda persona importante era Abraham Andrew, por ser el asistente del Secretario del Tesoro de los EEUU, que posteriormente llegó a ser congresista y un personaje realmente influyente en los círculos bancarios americanos. También asistió a la reunión Frank Vanderlip, que era entonces presidente del National City Bank de Nueva York, uno de los bancos más grandes de EEUU. Estaba representando los intereses de William Rockefeller y los de la firma de inversores internacionales Kuhn, Loeb & Company. El cuarto miembro presente era Henry Davison, representando los intereses de J. P. Morgan. Fue uno los fundadores de la Banker`s Trust Company, presidente de la delegación americana de la Cruz Roja y, luego de la Primera Guerra Mundial, fundador de la Cruz Roja Internacional.



Otro miembro presente fue Charles Norton, el primer presidente del Primer Banco Nacional de Nueva York, que era otro de los grandes bancos. También asistió Benjamin Strong, como jefe de la J. P. Morgan Banker`s Trust Company y que más tarde sería el primer presidente de la Reserva Federal.

El más destacado de todos los asistentes fue Paul Warburg, que era la figura más importante por su gran conocimiento sobre cómo se articulaba la banca europea en torno a los bancos centrales. Warburg había nacido en Alemania, aunque había conseguido la nacionalidad americana. Era socio de Kuhn, Loeb & Company y era el representante de la dinastía bancaria de los Rothschild de Inglaterra y Francia. Su hermano Max Warburg era el presidente del Consorcio Bancario Warburg en Alemania y Holanda.

Paul Warburg asimismo estaba casado con Nina J. Loeb, hija de Salomon Loeb, el fundador de la firma de inversiones Kuhn, Loeb & Co. Además, su hermano Felix Warburg se casó con Frida Schiff, la hija de Jacob Schiff, presidente de Kuhn, Loeb & Co. Como queda claro, no solo eran socios, sino que en muchos casos eran familia.

Uno de los asistentes a esta reunión, Frank Vanderlip, escribió un artículo que apareció en el “Saturday Evening Post” el 9 de febrero de 1935, que decía:

“Una vez, a finales de 1910, actué tan en secreto y furtivamente como cualquier conspirador… No creo exagerar si digo que nuestro viaje secreto a la isla de Jekyll fue el origen de lo que más tarde sería el sistema de la Reserva Federal… Nos dijeron que usáramos nombres falsos, que evitáramos cenar juntos la primera noche, que nos reuniéramos de uno en uno y lo más discretamente en la terminal del ferrocarril… Si hubiéramos hecho pública la reunión de nuestro grupo, el proyecto no habría tenido la más mínima posibilidad de ser aprobado por el Congreso y todo nuestro esfuerzo habría sido en vano”.

¿Por qué Vanderlip escribía que si esa reunión se hacía pública no se hubiera aprobado en el Congreso? Porque la ley de la creación de la Reserva Federal se efectuaría con el objetivo, por supuesto falso, de terminar con las crisis económicas y con el propósito, también mentira, de romper la ventaja que tenían algunos banqueros sobre el resto de la economía. Por supuesto que, si esta ley iba a ser redactada por aquéllos a los que debía perjudicar, nadie lo creería y se darían cuenta de esta gran falsedad.







La Votación en el Congreso de la Ley de la Reserva Federal.

De la reunión de la isla de Jekyll salió el acta de creación de la Reserva Federal. Luego comenzó la batalla para lograr su aprobación. Lo primero fue potenciar este proyecto, para lo cual se buscó alabarlo mediante su ensalzamiento en las revistas académicas, económicas y bancarias. Ya en el año 1911, William Scott, de la Universidad de Wisconsin, escribía que el Plan Aldrich resolvería los efectos más esenciales del sistema monetario del país y daba una gran cantidad de motivos por lo que sería beneficioso. Es decir: se centraba en vendérselo al público, en lugar de debatir sus defectos y virtudes. Por supuesto que no fue el único, un sinfín de articulistas de prestigio escribieron en el mismo sentido, por ejemplo, el economista de Harvard O.M.W. Sprague y también Thornton Cooke.

En mayo de 1911, la American Bankers Associaton aprobó el Plan Aldrich y en enero de 1912 se presentó en el Congreso, sin embargo, la propuesta nunca llegó a votarse y quedó en vía muerta durante algún tiempo. En todo este tiempo continuó funcionando una batería propagandística con el objeto de que la gente lo comprase.

Justo durante esos años estaba funcionando en el Congreso un comité dirigido por el congresista Arsene Pujo, que investigaba a toda máquina un supuesto abuso de poder que emanaba de Wall Street. Mediante una notable manipulación, el acta de creación de la Reserva Federal se promocionó como una propuesta contra Wall Street. Recordemos que esto resultaba una gran mentira, ya que dicha acta había sido creada por los más importantes miembros de Wall Street.

Sin embargo, la mayor dificultad que había que sortear, era encontrar el presidente adecuado para que dicha Ley no fuera rechazada. En aquel momento, el primer mandatario era William Howard Taft, que se había mostrado contrario a este tipo de legislación, y su mandato terminaba en 1913. Recordemos que este presidente había duplicado los procesos de la Ley Anti-trust, aprobada por Rooselvet, para controlar la peligrosa expansión de los grandes monopolios financieros del país. Entre los demandados estaban algunas compañías lideradas por los que habían planificado la Ley de Reserva Federal –por ejemplo: la Standar Oil de Rockefeller–.

Por tanto, se le buscó un rival de prestigio en las primarias del Partido Republicano: Theodore Rooselvet, que había sido presidente en el mandato anterior y se sabía que era partidario a la Ley de creación de la Reserva Federal. Sin embargo, Rooselvet perdió las primarias, ya que Taft dominaba el partido. Entonces Rooselvet lo abandonó y fundó su propio grupo, el Partido Progresista, con el que concurrió a las elecciones. 

Esta división del Partido Republicano, propició la victoria del candidato Demócrata, Woodrow Wilson, que si bien en su campaña electoral ponderó la lucha contra los “amos del dinero” (money trust), los banqueros sabían que era proclive a aprobar la Ley de Reserva Federal, pues le habían financiado en dicha campaña. También es necesario recordar que Wilson era un hombre que estaba manipulado por Mandel House, también llamado el Coronel, a pesar de no ser militar. Mandel House era un político y diplomático, también gestor de los banqueros de Wall Street, y se conoce que, durante el avance en la creación de la Ley de la Reserva Federal, trabajó, según algunos autores, para los khunn y los Rockefeller, además tenía un contacto permanente con Paul Warburg.

Woodrow Wilson

Antes de presentar este proyecto de ley para su aprobación, decidieron cambiarle el nombre, para que no se supiese que estaban instituyendo un banco central con funcionamiento privado, y le pusieron Reserva Federal. Una forma de llamar a esta institución que era una gran mentira, ya que no era reserva, y tampoco federal, pues era un organismo que tenía una fachada pública, pero que escondía una agencia privada. Intentaron ocultarlo y situarlo en una zona gris entre el ámbito publico y privado, pero la realidad de su funcionamiento era, y todavía sigue siéndolo, que normalmente se tomaban decisiones más acordes al sector privado que al público.

La votación se hizo a la medianoche del 23 de diciembre de 1913 y fue muy polémica, hubo acusaciones de haber sido fraudulenta, ya que se estaba debatiendo cuando estaba comenzando el receso por las fiestas navideñas.




Consecuencias de la creación de la Reserva Federal

Ya hemos dicho que consideramos que la emisión de dinero deuda es una gran estafa. Sin embargo, sería bueno analizar otros aspectos del funcionamiento de la Reserva federal y las estructuras de poder que ha originado.

Lo primero que hay que decir es que su regulación y formación es muy compleja, como ya dijimos tiene una fachada pública que esconde un funcionamiento a todos los efectos privado. Los conspiradores de la isla de Jekyll utilizaron la treta de la confusión y propusieron organismos descentralizados en donde participaban banqueros y el propio Estado. Es muy complicado obtener la información de quienes son los banqueros que manejan la Reserva Federal. 

Ya se sabe que siempre es mucho más sencillo saber a quién pertenece la tienda de la esquina, que la propiedad de las grandes corporaciones. Sin embargo, JW Mc Callister, un importante directivo del petróleo de la Casa Saud, escribió en The Grim Reaper, que según le informaron banqueros árabes –siempre muy vinculados al poder financiero de los EEUU– el 80 % de la propiedad de la Reserva Federal de Nueva York, por mucho, la más poderosa de todas las agencias de la FED, era controlada por cuatro familias residentes en los EEUU: los Goldman Sachs, Rockefeller, Lehman y Loebs Kuhn. Y otras cuatro residentes en el exterior: Los Rothschild de París y Londres, los Warburg de Hamburgo, los Lazards de París, y los Israelí Moisés Seif de Roma.

Otro investigador, Thomas D. Schauf, en los primeros años de funcionamiento de la Reserva Federal, corroboraba lo dicho por Mc Callister, y añadía que diez bancos controlaban las doce ramas de la Reserva Federal: NM Rothschild de Londres, Rothschild Bank de Berlín, Warburg Banco de Hamburgo, Warburg Banco de Amsterdam, Lazard Brotehers de París, Kuhn LOEB Bank de Nueva York. Israel Moisés Seif Banco de Italia, Goldman Sachs de Nueva York, Banco JP Morgan Chase de Nueva York y Lehman Brothers de Nueva York. También contaba que William Rockefeller, Paul Warburg, Jacob Schiff y James Stilman eran dueños de grandes participaciones de la Reserva Federal.

Hay varios trabajos más que hablan de quienes son los verdaderos dueños de la Reserva Federal, en todos los casos se nombran a las familias y los bancos que hemos nombrado en estos artículos de estos investigadores y cuando explicamos la Ley de creación del acta de la Reserva Federal. Hay que recordar que este grupo de financieros tenían, en muchos casos, vínculos familiares, ya que se casaban entre los miembros de estas familias.

Uno de los objetivos de la Reserva Federal era evitar las crisis financieras y económicas que sucedían de tanto en tanto, como la sucedida unos años antes de su creación, en 1907. Pero esto no solo no se logró, sino que es casi seguro que las siguientes crisis fueron propiciadas por los dueños de la Reserva Federal.

Las crisis las propiciaban para quedarse con otros bancos y corporaciones por un puñado de dólares, y su funcionamiento se puede resumir en tres etapas:

  1. Los bancos son autorizados por la Reserva Federal a conceder todo tipo de créditos, sobre todo hipotecarios, con las mayores facilidades al cliente. Para lograrlo emitirán todo el dinero que los bancos le soliciten. Esto durará unos cuantos años.
  2. A estas alturas, el consumidor ya ha pagado una buena parte de la deuda, entonces de golpe se corta el flujo de los créditos y todos los bancos al unísono dejan de concederlos. Todas las empresas constructoras con proyectos enteros terminados, así como con urbanizaciones enteras por vender, se quedan sin poder realizar el negocio, porque no se conceden créditos a los posibles compradores. Todas estas propiedades se las tienen que quedar las inmobiliarias y las constructoras, muchas de ellas no pueden aguantar el tirón y miles de pequeñas empresas que las proveían tampoco. Viniéndose abajo y mandando al paro a millones de personas, que muchas de ellas tienen pendientes muchos créditos hipotecarios que no podrán seguir pagando. Otras industrias, como la del automóvil, también se ven afectadas.
  3. Los bancos, ante el impago de los créditos, inician su elaborado plan para quedarse con todo. Los desahucios no se hacen esperar, quedándose con las viviendas y dejando a sus propietarios en la calle, con la deuda que les falta liquidar. También muchas empresas están fuertemente endeudadas, para responder al aumento de la demanda que se había propiciado en los años anteriores. Sin embargo, al caer el consumo, tampoco pueden pagar y los bancos también se las quedan.

Este procedimiento lo hicieron en los siguientes años después de la creación de la Reserva Federal, generando una primera etapa de gran euforia económica, que se cortó en 1920 –segunda etapa–, esta terrible crisis les permitió a los grandes bancos quedarse con una gran cantidad de pequeños bancos, que hasta ese momento habían sido muy competitivos.

No contentos con este gran robo, en los años siguientes a 1920 propiciaron otra primera etapa de este procedimiento de crisis, produciéndose otra gran euforia económica, incluso mayor que la anterior a 1920. Sin embargo, en 1929 dio comienzo a la segunda etapa, y se produjo una crisis más terrible y más larga que cuantas antes se habían conocido, arruinado a una gran parte de la población de los EEUU. En esta ocasión los miembros del cartel de bancos de la Reserva Federal compraron enormes corporaciones por un puñado de dólares, a esto, algunos autores, lo llamaron el robo del siglo.

Así, ya en los primeros años de funcionamiento de la Reserva Federal, el cartel de banqueros que era dueño de esta institución, se había hecho con el monopolio de las empresas petroleras, de alimentación, de medicina, de armamento y de varios sectores estratégicos. Por tanto, los EEUU, que, en los años anteriores, se habían convertido en una potencia económica mediante la competencia de muchas de sus empresas, se habían transformado en un mercado de empresas monopólicas, pertenecientes a la oligarquía bancaria. Lo peor era que se habían quedado con esas empresas mediante una estafa monumental, propiciando las crisis financieras y mediante el dinero deuda.

Por supuesto que, ya en estos primeros años, hubo gente que criticó esta estafa. El congresista Louis Mc Fadden dijo: “un sistema bancario mundial está siendo preparado aquí, un super estado controlado por banqueros internacionales, actuando conjuntamente para esclavizar al mundo, siguiendo sus propios intereses, el banco central ha usurpado al Gobierno”.

Unos años después, el propio Woodrow Wilson escribió arrepentido: “Nuestro sistema de crédito está concentrado en manos privadas. El crecimiento de la nación y, por consiguiente, de todas nuestras actividades está en las manos de unos pocos hombres, quienes necesariamente, por motivo de sus propias limitaciones, congelan, frenan y destruyen la genuina libertad económica, transformando a nuestro país en uno de los peor gobernados, uno de los más controlados y dominados de los gobiernos del mundo civilizado. No más un gobierno de libre opinión, no más un gobierno de creencias y del voto de la mayoría, sino un gobierno que depende de la coacción de un pequeño grupo de hombres”.

Sir Josiah Stamp, presidente de los ferrocarriles británicos y del banco de Inglaterra, dijo en 1929: “El sistema bancario fue concebido en la inequidad y nació en el pecado. Los banqueros internacionales poseen la tierra, quitadle todo lo que tienen, pero dejadles el poder de crear depósitos y con unos cuantos plumazos crearán los suficientes depósitos para recuperarlo todo otra vez. Pero si le quitáis el poder de crear dinero, todas las grandes fortunas desaparecerán, incluyendo la mía y este será un mundo mucho más feliz. Si queréis continuar siendo esclavos de los bancos y pagar los costos de vuestra propia esclavitud, dejarles continuar creando el dinero”.

Reginald Mc Kenna, miembro de la Cámara de los Comunes, dijo en 1924: “Me temo que al hombre de la calle no le gustaría saber que los bancos pueden crear y, de hecho, crean dinero. El volumen del dinero en existencia varía solamente con la opción de los bancos de acumular o reducir los préstamos. Los que controlan el crédito de una nación, dirigen la política de su gobierno y tienen en sus manos el destino del pueblo. El sistema mundial financiero está en manos privadas y dominan al sistema político de cada país y la economía del mundo con los bancos centrales del mundo actuando de forma concertada”.








Magnicidios y asesinatos
Abraham Lincoln dijo: “El poder del dinero rapiña la Nación entera en tiempos de paz y conspira contra ella en tiempos de adversidad. Es más despótico que la monarquía, más insolente que la autocracia, más egoísta que la burocracia. Denuncia como enemigos públicos a todos aquellos que cuestionan sus métodos o arrojan luz sobre sus crímenes. Yo tengo dos grandes enemigos: el ejército sureño en el frente y los banqueros en la retaguardia. De los dos, el de mi retaguardia es mi gran enemigo. Las Corporaciones han sido entronizadas y sobrevendrá una era de corrupción en altos niveles. El poder del dinero del país se esforzará en prolongar su reinado, trabajando en perjuicio del pueblo, hasta que la riqueza sea concentrada en la mano de unos pocos y la república sea destruida”.



Los banqueros internacionales detestaban a Lincoln después de que logró que el Congreso aprobara la Ley de la Ley de la Moneda de Curso Legal, que autorizó al tesoro de los EEUU a emitir un papel moneda llamado “Greenbacks”. Lincoln necesitaba esta legislación después de que renunció a pagar a los banqueros las tasas que le exigieron por los préstamos que necesitaba para financiar la guerra con el sur. Los banqueros le habían exigido unas tasas del 24% al 30%. Con esta nueva ley bancaria el presidente logró imprimir los millones de dólares necesarios para financiar la guerra, y lo consiguió libre de deuda e intereses.

El presidente Abraham Lincoln fue asesinado en el teatro el 15 de abril de 1865 por un actor llamado John Wilkes Booth. ¿Acaso tuvo algo que ver el poder bancario en la planificación de este magnicidio o fue una iniciativa personal de Booth?

El presidente Kennedy decidió actuar a favor de la gente que lo había elegido y dictó el 4 de junio de 1963 la orden ejecutiva 11110, que daba autoridad al presidente para emitir moneda con respaldo en onzas de plata. Luego hizo uso de esta prerrogativa y ordenó que el Tesoro de los EEUU emitiera 4.000.000 de dólares. Esta iniciativa ponía en peligro el Sistema de la Reserva Federal.

Meses después, el presidente Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald en Dallas. ¿Acaso tuvo algo que ver el poder bancario en la planificación de este magnicidio o fue una iniciativa de Oswald? Esto nunca lo sabremos, ya que 48 horas después fue asesinado de un balazo por el mafioso Jack Rubinstein. Este crimen lo realizó delante de las cámaras de televisión.

El presidente Kennedy había dicho: “El poderoso despacho del presidente ha sido utilizado para fomentar una conspiración para destruir la libertad de los estadounidenses y antes de que abandone la presidencia debo informar a los ciudadanos de su destino”.

La comisión Warrent estableció que el único responsable de la muerte del presidente Kennedy fue Oswald. ¿Es creíble esta afirmación? Al día de hoy, aún no está clara la mecánica seguida para efectuar este magnicidio ni hablar de la autoría intelectual. Probablemente alguien planificó este asesinato y nunca fue descubierto, en este caso la elección Harry Oswald no fue casual, ya que era un hombre de ideología comunista, desde luego, pro-cubano, incluso había hecho un manifiesto sobre sus ideales marxistas. Una de las alternativas era acusar a Fidel Castro del magnicidio, sin embargo, esta opción fue desacreditada por el periodista Jean Daniels.

En octubre de 1963, Daniels entrevistó a Kennedy en Washington. El presidente sabía que el periodista viajaría a Cuba para entrevistarse con Castro y le encomendó que le transmitiese un mensaje. Le propuso que le trasladase la posibilidad de hacer un trato para mejorar las relaciones entre los dos países, llegando a proponer que los EEUU podrían retirar el embargo a Cuba, siempre que Castro se comprometiera a no exportar la revolución comunista al resto de América. 

Cuando Daniels entrevistó a Castro, le trasladó el mensaje del presidente de los EEUU y el mandatario cubano tuvo muy buenas palabras hacia el premier estadounidense. Llegando a afirmar que podría ser el líder que lograse la coexistencia pacífica entre los regímenes capitalistas y socialistas. Cuando estaban finalizando la entrevista, justo llegaron las noticias de que el presidente Kennedy había sido asesinado. Entonces Castro le dijo que en ese momento sería bueno que encontrasen al asesino muy rápido, de lo contrario los americanos lo acusarían a él de ese magnicidio.

Llama la atención de que un muchacho –Oswald–, desde la terraza de un edificio pudiera disparar contra el presidente de los EEUU. Es poco creíble que los EEUU lograran descubrir, unos pocos años antes, unos misiles que apuntaban al país, ocultos en Cuba y no lograsen controlar que Oswald disparase al presidente.

También existió la posibilidad de que cuando Oswald disparó, estuviese bajo los efectos del MK Ultra –un programa de control mental de la CIA, que ahora ya se ha confirmado que fue real–. Este programa tenía como objetivo que las personas que estuviesen dentro de él hiciesen lo que los directores quisieran, incluso algo contra su voluntad. Esta hipótesis surge porque cuando Oswald es atrapado por la policía hay filmaciones en las cuales aparece como completamente perdido. Desde luego que no obraba como una persona culpable de un asesinato, pero tampoco como una persona inocente, sino que estaba como en un trance, ni siquiera sabía dónde estaba.

El congresista Lois Mc Fadden reaccionó ante la gran estafa de la crisis de 1929, ya que, gracias a esta, los grandes bancos que mandaban en la Reserva Federal se hicieron por cantidades ínfimas de dinero con 16000 pequeños bancos, que hasta ese momento habían sido sus competidores y también con grandes Corporaciones. El senador Mc Fadden –viejo oponente al cartel bancario– comenzó a promover procesos de destitución contra los miembros de la FED, diciendo que la caída y depresión “había sido un hecho cuidadosamente planeado. Los banqueros internacionales buscaron crear una situación desesperante, para así, ellos surgir como los dueños de todos nosotros”.

El congresista Mc Fadden se convirtió en el azote de los banqueros y sufrió dos intentos de asesinato. En el primero, alguien le disparó dos veces mientras se dirigía en taxi al Capitolio, pero ambos disparos fallaron. En el segundo fue envenenado en un banquete en Washington. Le salvó un amigo médico que había asistido a la misma comida y le hizo un lavado de estómago urgente. Sin embargo, no pudo comenzar los procedimientos de destitución, ya que murió muy pronto, el 3 de octubre de 1936 durante una visita a Nueva York. La razón oficial de su muerte fue “una parada cardíaca provocando una muerte súbita” como causa de una “gripe intestinal”.

Ante la gran estafa de la crisis de 1920, el congresista Charles Lindberg, se puso en pie y dijo en 1921: “Bajo el acta de Reserva Federal, los pánicos son creados artificialmente. El pánico actual es el primero creado así, y funcionó como cuando calculamos una ecuación matemática”. Años después, en marzo de 1932, fue secuestrado su nieto de 19 meses, recordemos que su hijo fue el afamado aviador del mismo nombre, que fue un héroe nacional. Dicho niño fue hallado muerto en mayo de ese mismo año. En 1935 la Justicia declaró culpable de ese asesinato a un carpintero alemán llamado Hauptmann. Dicho hombre siempre negó ser el asesino y secuestrador del niño. ¿Fue realmente este emigrante alemán el verdadero asesino de ese niño o hubo alguien que planificó esa venganza y dejó algunas evidencias para que el jurado pudiese condenar a este hombre?

Como quedó demostrado en estos párrafos, muchas personas que habían tenido un notable enfrentamiento contra los “amos del dinero” sufrieron consecuencias trágicas.



¿Quién se benefició y quién se perjudicó con la creación de la Reserva Federal?

Es necesario informar que, gracias a la FED, se incrementó notablemente la deuda de los EEUU, en 1912 era de 1.000 millones de dólares, a principio de los setenta ascendió a 455.000 millones de dólares y en 1988 esta deuda se había elevado a 5 billones de dólares. Ya a principios de la década del setenta, la partida que reflejaba los intereses del Estado con la FED era la tercera en importancia del presupuesto.

Ya solo con el párrafo anterior queda demostrado que el gran perjudicado de la creación de la FED fue el pueblo americano, pues lo están endeudando continuamente, ergo, le quitan una importante cantidad de lo que produce y trabaja para pagar todos los gastos que genera este sistema. Si embargo, no solo está peor por este motivo, también la política del país está influenciada, en mi opinión en un alto grado, por estas élites bancarias, por lo tanto, muchas veces este manejo va en beneficio de los propios intereses de los amos del dinero y no del pueblo americano. Hay que dejar claro que muchas veces esa orientación política incluyó conflictos importantes, en diversos casos guerras. Existen muchas sospechas de que varios conflictos bélicos se realizaron por intereses económicos que no beneficiaron al pueblo, sino que lo hicieron a grandes corporaciones. Por el contrario, el ciudadano tuvo que pagar los gastos y deudas que originaron, además, de poner la cuota de sangre que le demandaron.

En contraposición al párrafo anterior, los grandes beneficiados fueron los dueños de la Reserva Federal, ya que son los amos de un negocio que nunca puede fallar, que se queda con una gran parte de lo que producen los ciudadanos. Además, influyen en la política del país, de tal manera que su acceso a la riqueza resulta imparable. Gracias a que son los que han producido el dinero, se fueron quedando con un sinfín de grandes corporaciones y la economía ha pasado a ser de características monopólicas u oligopólicas, en vez de ser como antiguamente: un mercado en donde pequeñas empresas competían entre sí con el objetivo de dar mejores productos y servicios al menor precio posible.

Ahora estudiaremos cómo nació este poder bancario y que consecuencia tuvo en los habitantes del mundo. Es la única manera de comprender en qué lugar estamos y, por sobre todas las cosas, conocer perfectamente en qué nos condiciona. ¿Acaso los amos del dinero no solo nos están estafando escandalosamente, sino que también nos están paulatinamente esclavizando?

El historiador estadounidense Carrol Quigley, que fue profesor en importantes Universidades del país y tuvo alumnos que se han destacado, tanto en el ámbito privado como en el público –el presidente Bill Clinton fue uno de ellos y manifestó su admiración por él–, en su libro “Tragedia y esperanza” de 1966, decía: “Los poderes del capitalismo financiero tienen un objetivo de largo alcance, nada menos que crear un sistema mundial de control financiero en manos privadas capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía del mundo en su conjunto. Este sistema sería controlado de manera feudal por los bancos centrales del mundo actuando en concierto, mediante acuerdos secretos concertados en frecuentes reuniones privadas y conferencias. El ápice del sistema sería el Banco de Pagos internacionales en Basilea, Suiza, un banco privado controlado y de propiedad de los bancos centrales del mundo, que son en si mismos empresas privadas”.

Si lo que escribió el profesor Quigley resultase verdad, entonces no cabría ninguna duda de que el sistema de banco centrales privados no solo nos estafaría, sino que el fin último sería esclavizarnos. Este profesor tiene especial credibilidad, no solo porque el libro “Tragedia y esperanza” contiene un estudio muy pormenorizado de la historia del mundo, con infinidad de datos, sino porque también él fue un admirador de esta élite, además, trabajó con ellos y le permitieron tener acceso a información confidencial. El profesor Quigley los admiraba y defendía, solo criticaba la costumbre que tenían, y aún tienen, de hacer todo de forma anónima, ya que él consideraba que el mundo debería conocer a este grupo de personas que estaban formando un sistema de gobierno mundial.

Otro aspecto que llama poderosamente la atención es que algo tan importante para nuestras vidas como que sean de propiedad privada algunos bancos centrales que emiten el dinero y otros supuestamente no lo sean, pero que funcionen como tales, no sea motivo de polémicas ni discusiones en tertulias e informativos televisivos, así como de las radios más importantes. ¿Acaso a ningún periodista o político se le ocurre discutir sobre el tema? ¿Por qué motivo? Yo considero que lo normal sería exponer los aspectos más favorables –ya dejé claro que en mi opinión no tiene ninguno– como asimismo los problemas y perjuicios. Además, debería ser un tema de los más importantes en las discusiones y programas políticos, ya que interfiere en sumo grado en nuestra situación económica. ¿Acaso esos medios no tienen la suficiente libertad para exponer y debatir sobre este tema?