El
poder financiero
Desde un principio los
banqueros descubrieron que prestarle a los estados y reinos
constituía un gran negocio, ya que las cantidades eran muy elevadas
y las ganancias también, además, siempre se asegurarían el cobro,
pues estaba garantizado por el esfuerzo de toda la población del
reino. Ellos también descubrieron que las guerras constituían otro
negociazo, pues producían enormes necesidades de financiación.
Entonces, las promovieron siguiendo la máxima que dice que para
obtener mayores ganancias es necesario que haya caos, por supuesto
que esto lo hicieron de acuerdo a sus propios intereses –incrementar
SUS ganancias promoviendo al caos AJENO–.
Después de habernos
enterado de que los bancos centrales suelen ser de propiedad privada
y comprobar que las decisiones políticas en muchos casos –hoy en
día en casi todos los casos– están dirigidas por grupos privados
que las orientan siguiendo su propio interés personal. Queda muy
claro de que hay que estudiar la historia de otra manera;
considerando que existen estos poderosos grupos privados que toman
las decisiones sin dar la cara. Por este motivo, en esta
investigación vamos a seguir el rastro de la financiación de los
acontecimientos, es de sobra conocido que las guerras y revoluciones
siempre necesitan dinero para obtener el éxito. Para lograrlo,
después de cada suceso, vamos a hacernos una pregunta muy importante
para entender la historia: ¿A que grupo beneficia y a quién
perjudica cada acontecimiento?
La reforma cristiana
resultó otra fuente de inmensas ganancias para las élites
bancarias, ya que discutió el poder de la Iglesia Católica, que era
muy fuerte y poco manejable, porque dependía de una dirección
global en Roma. Después del cisma de Lutero se crearon nuevas
Iglesias más dispersas y más manejables, además esto originó un
sinfín de guerras que les deparó pingues ganancias. Hay que
recordar que este enfrentamiento religioso se vio atizado por los
problemas políticos entre los príncipes germanos y el emperador
Carlos V. Por supuesto que los banqueros financiaron a los dos
bandos, ya que no podían perder ninguna oportunidad de negocio. Sin
embargo, la gran ocasión de efectuar un gran salto en su poder y
riqueza llegó en la Revolución Inglesa de 1688.
La
Revolución Inglesa de 1688
También llamada la
“Revolución Gloriosa”, acabó definitivamente con el sistema de
monarquía absoluta de Inglaterra, inaugurando lo que sería el
origen de la actual democracia parlamentaria británica. Dicha
revolución se estudia como una rebelión de los súbditos
protestantes contra el rey Jacobo II, que comenzaba a manifestarse
como católico y, de hecho, los revolucionarios lucharon para que
este rey abdicara en su hija, María, que estaba casada con el
príncipe holandés Guillermo Enrique de Orange, de confesión
protestante. Incluso se estudia que el motivo por el que comenzó fue
cuando el rey Jacobo II tuvo un hijo.
Entonces el Rey les exigió a
María y su esposo que aceptasen su posición procatólica para
heredar el trono, a lo que ellos se negaron. Los motivos que se
esgrimen era que temían que la influencia francesa fuese demasiado
grande y que además Guillermo era considerado en Europa el principal
sostén de la causa protestante.
Esta Revolución produjo
violentos enfrentamientos entre las tropas leales al Rey y las leales
a su yerno. Para realizarla, los revolucionarios precisaron de una
fuerte financiación, que fue dada por los banqueros de Amsterdam
–Holanda–. Como contrapartida de este dinero, a estos banqueros
les fue otorgada la facultad de emitir el dinero del Reino, para lo
que se creó en 1694 el Banco de Inglaterra; un banco central
privado, propiedad de los banqueros holandeses.
A partir de este momento, Inglaterra cayó en el sistema de dinero deuda y que un reino tan poderoso lo implantase resultó crucial para su propagación y preponderancia. Estos banqueros, que tenían su sede en Amsterdam, se trasladaron a Londres, haciendo de esta ciudad el centro financiero del mundo, que se mantuvo hasta fines del siglo XIX, cuando emigró a Nueva York –debían estar en el sitio adecuado para instalar el definitivo sistema de dinero deuda en EEUU: la Reserva Federal–.
A partir de este momento, Inglaterra cayó en el sistema de dinero deuda y que un reino tan poderoso lo implantase resultó crucial para su propagación y preponderancia. Estos banqueros, que tenían su sede en Amsterdam, se trasladaron a Londres, haciendo de esta ciudad el centro financiero del mundo, que se mantuvo hasta fines del siglo XIX, cuando emigró a Nueva York –debían estar en el sitio adecuado para instalar el definitivo sistema de dinero deuda en EEUU: la Reserva Federal–.
Hasta el reinado del
triunfador de la Revolución Gloriosa, Guillermo III, Inglaterra no
tenía deudas y a partir de entonces su deuda creció imparable. Por
supuesto que la historia oficial solo hablará maravillas de esta
Revolución, ya que se implantó el sistema liberal inglés de
democracia parlamentaria en reemplazo de la monarquía absoluta.
Pero, lo cierto fue que el pueblo inglés no salió muy bien parado,
ya que el Banco de Inglaterra nació como un banco comercial con la
facultad para emitir dinero. De hecho, el líder de los banqueros
angloholandeses, William Paterson, propuso la siguiente combinación
para la creación del banco:
- El grupo privado anticiparía un préstamo en oro de 1.200.000 Libras con una tasa del 6% de interés, estando el capital e interés garantizados por el Estado y pagados en oro.
- Como recompensa, el grupo privado tiene el derecho a llamarse Banco de Inglaterra.
- Y como el grupo se despojaba de todo su capital para pagar el préstamo, exigía a cambio el derecho a emitir y de negociar pagarés hasta la suma de las 1.200.000 Libras prestadas en oro al Estado.
Mediante esta vil estafa,
permitida por la traición del Rey, este clan de usureros duplicaba
en ocho años su fortuna, ya que cobraba el 6 % de interés por el
oro prestado al Rey y otro 6 % por los pagarés prestados al pueblo.
El público tenía la confianza en esos pagarés, porque fueron
autorizados por el Rey, a pesar de que el banco los prestó sin
capital. Así nació el crédito moderno, una falsificación, pues se
presta solo papel.
Así el Banco había
creado una deuda doble, una del Gobierno –el cual después de todo
se reembolsaba el oro–, y la otra del pueblo inglés, que solo se
llevó papeles. Además, los súbditos debían pagar los servicios de
ambas deudas mediante impuestos.
Guillermo III continuó
endeudándose y el Banco también emitió el mismo monto en billetes.
Como estos papeles comenzaron a circular como si fueran oro, también
en el extranjero, desde entonces el Banco solo entregó papel al
Gobierno.
Al principio el Banco
solo emitió billetes hasta la suma del oro prestado y conservó una
reserva en oro, prevista para el reembolso. Poco a poco, los
banqueros se dieron cuenta de que la gente prefería el papel al oro,
ya que era más liviano. Entonces emitió billetes contentándose con
conservar solo una reserva del 10 %, para atender a las posibles
demandas de cambiar los pagarés por el metal.
Este fue el gran empujón
para que el sector financiero se convirtiera definitivamente en el
más importante, mucho más que el sector económico, que es el que
produce y comercia los bienes y servicios que realmente la gente
demanda. A partir de este momento nacería el verdadero
enfrentamiento que deberíamos considerar: el del sector financiero
vs el económico. Es razonable considerar que el financiero debería
estar subordinado al económico y no al revés, ya que el sector
financiero solo es necesario para superar el primitivo sistema de
trueque, que como es lógico propicia enormes dificultades de
funcionamiento. Sin embargo, no resulta así, ya que el verdadero amo
y señor es el financiero.
¿Quién se
benefició y quién se perjudicó con la Revolución de 1688?
Al reemplazar, la
Revolución Gloriosa, un sistema monárquico absolutista por otro
parlamentario, se presenta en su estudio histórico como un gran
avance en la libertad del pueblo inglés, pero la pregunta que se
impone es si es verdad. Porque como contrapartida nació el dinero
deuda, por lo tanto, los súbditos ingleses, a partir de entonces,
tuvieron que pagar intereses por tener su propia moneda, ergo, fueron
más pobres. Por supuesto, que esta circunstancia no se notó tanto
por el avance tecnológico que hubo en aquellos años: la Revolución
Industrial.
¿Pero realmente el pueblo incrementó su nivel de vida
como lo hubiera incrementado si no se hubiese instalado el sistema
financiero de moneda deuda? La verdadera respuesta es que no, ya que
los súbditos tuvieron que pagar los intereses que le cobraron estas
élites bancarias por emitir su moneda y esto los empobreció. ¿Fue
más libre el pueblo inglés? Voy a contestar de una manera
ejemplificativa y simple para que se entienda: en mi opinión para
ser libre es necesario que el ciudadano disponga de dinero en el
bolsillo, ya que, sin él, no lo somos, por tanto, considero que no
pudo ser más libre.
Queda claro que el pueblo
inglés fue el principal perjudicado de la instalación del dinero
deuda con la creación del Banco de Inglaterra en 1694 y por
contrapartida, resulta obvio que los principales beneficiados han
sido los banqueros dueños de este banco emisor de dinero.
El problema principal que
se encontraron las élites bancarias para lograr el objetivo de
exportar el sistema de dinero deuda vigente en Inglaterra a otros
reinos, fue el sistema político imperante en aquella época en gran
parte del mundo, en donde lo gobernaba un Rey, que resultaba muy
difícil de sobornar, ya que tenía el sustento de él y sus
descendientes asegurado. Además, existían grandes imperios, de
notable fortaleza: el español, el de los Habsburgo –ambos
católicos–, el otomano –musulmán– y el ruso –cristiano
ortodoxo–. Entonces decidieron dinamitarlos, para lo cual
utilizaron la famosa técnica de “divide y vencerás”, y también
el ardid de la traición, que se instrumentó financiando las logias
secretas masónicas
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