Para China, las Guerras del Opio fueron una de las páginas más dramáticas de su historia. En este sentido, no es extraño, que la actual legislación antidroga China sea de las más severas del mundo. Como resultado de estas guerras los ingleses se quedaron con Hong Kong en 1841, en ese momento era un trozo de tierra diminuto de 1095 kilómetros cuadrados y 7500 paupérrimos pescadores. También como resultado de esta guerra, los británicos les obligaron a los chinos a comprar el opio que la East India Company comerciaba. Ya en 1842, Hong Kong era el abrigo de contrabandistas y piratas, tenía 19 mil habitantes, de los cuales, según los puntillosos censos de la corona, 600 eran europeos, 439 prostitutas y 131 comerciantes del opio –informado por el periódico “El Tiempo” del 25 de junio de 1997–. El subterfugio que los ingleses utilizaron para camuflar la anexión de Hong Kong fue el arriendo por 99 años que se firmó 1898. Al comercio del opio hacia China se le impusieron aranceles en 1908 y recién se declaró ilegal en 1945.
En la siguiente etapa de la evolución del consumo de droga apareció la morfina y la jeringa, que permitió inyectarse droga directamente por vía intravenosa. Se creía que, a diferencia del opio, la morfina no causaba dependencia. No obstante en breve esta opinión quedó refutada ante la adicción a la morfina que experimentaron los soldados que habían estado en hospitales y habían sido sometidos a intervenciones quirúrgicas en las que se usó esta droga como analgésico.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se empezaron a consumir drogas tales como la cocaína –de venta en los EEUU desde 1885– y la heroína –de venta en Alemania desde 1898–. La cocaína se usaba como una sustancia estimulante y enérgetica, mientras la heroína fue presentada por el fabricante, la empresa Bayer AG, como un analgésico y sedante. Ya a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la mayoría de los expertos tenia claro que el consumo de drogas generaba una fuerte dependencia y se intentó limitar el uso no médico de estas sustancias y el comercio legal de las mismas.
Paralelamente a este proceso fueron apareciendo nuevos tipos de drogas, por ejemplo las sintéticas: la mescalina sintetizada, las anfetaminas y el LSD. Las anfetaminas se usaron ampliamente en las Fuerzas Armadas de los países participantes en la Segunda Guerra Mundial para estimular a los pilotos, a los efectivos de las tropas de misiones especiales, etc. Con esta misma finalidad, las anfetaminas se siguieron usando hasta los años 70 del siglo XX.
La venta del opio a China
La venta por parte del Reino de Gran Bretaña de opio a China creció vertiginosamente durante el siglo XVIII, pasaron de vender 15 toneladas en 1730 a 75 toneladas en 1773. En 1799, China reafirmó su prohibición de importar opio, pero las compañías británicas hicieron caso omiso y siguieron haciéndolo, incluso en mayor cantidad. La compañía que en un principio tuvo el monopolio del tráfico de opio fue la Compañía Británica de las indias Orientales. Los productos se triangulaban de la siguiente manera:
–Se transportaba el opio cultivado en el Imperio Otomano, Persia y la India al Imperio Chino.
–Se pagaban con opio las porcelanas, sedas y té.
–Estas mercancías se llevaban a la costa este de los EEUU y al Reino Unido. En donde se cobraban y con lo producido iban a Turquía y la India para comprar más opio.
En la India la producción de opio estaba en Bengala, un territorio que los Ingleses le habían quitado a Francia en la Guerra de los Siete Años –sería la actúal Bangladesh–. Al comenzar la explotación inglesa de la India, también se disparó el hambre, contrariamente a lo que se cree, antes de que desembarcaran los británicos había una agricultura de subsistencia que producía los alimentos suficientes para la población. Sin embargo, las compañías británicas sustituyeron los productos de los hidúes por el té –con el objeto de exportarlo a Inglaterra– y el opio blanco, fue entonces cuando comenzaron las grandes hambrunas (se calcula que solo en Bengala murieron unas 10 millones de personas por hambre en cuatro años).
La independencia de las Trece Colonias de Amércia resultó un duro golpe para la Compañía Británica de las Indias Orientales, pues perdieron el algodón que se producía allí. Los Chinos producían té, seda y porcelana, para comerciar estos productos exigían que se les pagase en plata y como Inglaterra estaba en bancarrota le resultaba imposible, sin embargo, los británicos encontraron un producto para vender a los Chinos que les permitió continuar con sus negocios: el opio.
En 1783 el primer ministro Británico Lord Shelbourne desarrolló hasta tal punto el tráfico de la droga, que acabó convirtiéndose en una de las principales fuentes de negocios para la Corona Británica, y naturalmente se establecieron sólidas alianzas con las familias más poderosas: Matheson, Kesswick, Swire, Dent, Baring, Rothschild, y sus instituciones Jardine Matheson, Chartered Bank, peninsular and orient Steam Navigation Co.,etc.
A los Británicos el tráfico ilegal de esta droga les permitió reestablecer una economía fuerte hacia el año 1836. En cambio para los chinos resultó un desastre, ya que entraron en un círculo desgraciado de consumo y demanda que los arruinó. Por eso en 1829 el emperador Daoguang prohibió rotundamente el consumo del opio al darse cuenta de que la población china era víctima de una fuerte dependencia. En 1838, las autoridades chinas impusieron legalmente la pena de muerte a todos los comerciantes y traficantes chinos de opio, pero no a los británicos.
Las guerras del opio
Victoria de Inglaterra |
El emisario imperial exigió la entrega de todo el opio almacenado y puso sitio al enclave europeo. Tras seis semanas de asedio, los mercaderes capitularon. Se quemaron todos los depósitos de opio y los traficantes británicos fueron expulsados de China. También el Emperador le pidió a Lin que le escribiese una carta a la Reina Victoria I de Inglaterra. En esta misiva le exigió con un tono amenazante que cesaran la exportación de opio o las consecuencias serían muy severas. Esto sirvió de excusa al gobierno británico para declarar inmediatamente la guerra a China y envió desde la India a su fuerza naval.
Inglaterra destrozó a China y se firmó la paz en 1842, que estableció grandes ventajas para el vencedor. Para comprender la forma de pensar que tenían los británicos en aquel momento vamos a exponer las palabras de su Primer Ministro, Lord Palmerston, en un memorando al gobernador de la India en 1841: “…debemos intentar sin pausa encontrar en otras partes del mundo nuevas aperturas para nuestra industria (el opio)… Si nuestra expedición china tiene éxito, Abisinia, Arabia, los países hindúes y los nuevos mercados de China permitarán en el futuro no lejano la ampliación de nuestro comercio exterior”.
Con motivo de la victoria contra los chinos, el mismo Lord Palmerston escribió: “No hay duda que este acontecimiento, que confirma un hito en el progreso de la civilización de las razas humanas, concede las ventajas más importantes para los intereses comerciales de Inglaterra”.
Portada del libro de David Brown |
Además, el opio funcionó como una medida de cambio que facilitó la comunicación comercial con los excolonos norteamericanos, cuya producción de algodón era a su vez fundamental para el desarrollo de los británicos. Para realizar este trueque, la Compañía de las Indias Orientales estableció una política de intercambio en la cual cedían títulos de propiedad en Bengala a los estadounidenses para tener acceso a la producción de opio a cambio de algodón. De esta manera los estadounidenses también participaron en este mercado.
El banco del opio
En 1865, los británicos (sus bancos de inversiones y sus sociedades comerciales) fundaron el Shanghai Honk Kong Bank of Commerce (HSBC) para gestionar los suculentos beneficios de su tráfico mundial de opio. Actualmente es el tercer mayor banco del mundo por activos y el principal indicador de la Bolsa de Hong Kong y la de Londres.
Su fundador fue el escocés Thomas Sutherland, un comerciante afincado en Hong Kong, especializado en la importación del opio (entonces el 70% del flete marítimo que pasaba por Hong Kong concernía al opio traído de la India), que trabajaba para la naviera P & O y en 1865 era el presidente del puerto de Hong Kong. Poco después de la victoria inglesa sobre China en la Guerra del Opio, se abrieron más puertos chinos al comercio del opio y el HSBC abrió su segunda sucursal en la ciudad de Shanghai.
En el primer consejo de administración del banco HSBC figuraba la sociedad comercial Dent & Co, que se dedicaba al trafico de opio (la segunda en importancia detrás de la Jardine, Matheson & Co). El primer presidente fue Thomas Jackson (de origen irlandés) y Thomas Sutherland fue el primer vicepresidente (compaginó el cargo con su actividad en la naviera P & O y su presidencia del puerto de Hong Kong).
A lo largo de su historia, la justicia de numerosos países ha encontrado culpable al HSBC de lavado de dinero, violación de la leyes de regulación de los sistemas financieros y de haber dado protección a grupos del crimen organizado, evasores fiscales y carteles dedicados al narcotráfico, lo que le ha supuesto el pago de multas multimillonarias. Otros bancos británicos involucrados en el tráfico de drogas fueron fueron el Banco Británico de Medio Oriente, The Midland Bank, The Royal bank of Canada y Baring Brothers Bank. Todos estos bancos estaban vinculados a la familia Rothschild.
Esclavos del opio
A partir de 1840, las compañías inglesas que traficaban con esclavos negros africanos introdujeron en la costa oeste de los Estados Unidos cientos de miles de chinos pobres que en realidad eran trabajadores esclavos adictos al opio, los llamaron “coolíes”(los británicos lo llamaron “tráfico de puercos”). Los banqueros ingleses establecieron relaciones con los banqueros norteamericanos y se siguieron importando cantidades crecientes de esclavos chinos; solo en el año 1846 se calcula que entraron 117.000 coolíes con 230.000 libras de goma de opio y 53.000 libras de opio preparado para ser fumado.
Coolies chinos en Estados Unidos |
Cuando se estaba construyendo el ferrocarril Harriman para unir California con el este de los EEUU, miles de trabajadores chinos de bajo costo fueron transportados para trabajar en las vías. Muchos ya dependían del opio y, por tanto, el mercado se extendió a todo el territorio de los EEUU. Harriman fundó su pimperio ferroviario con el financiamiento del “NM Rothschild & Sons Bank” en Londres. Hay buenas razones que nos llevan a deducir que los trabajadores chinos dependientes del opio fueron utilizados intencionadamente para extender ese mercado a los EEUU.
Muchos de estos coolíes eran traídos secuestrados por la tríada (mafia china); todos eran pobres y frecuentemente opiómanos. Con los chinos llegó el opio y en los barrios chinos (Chinatown) de Vancouver, San Francisco y otras ciudades de la costa oeste, se adaptaron casas para fumadores de opio. También traerían chinos para trabajar en la construcción del canal de panamá.
Iniciado el siglo XX y evolucionando la situación económica hacia la recesión, los trabajadores norteamericanos de origen europeo, empiezan a presionar a sus congresistas por puestos de trabajo. Buscando las causas del desempleo creciente, adoptan la respuesta fácil de mirar hacia los amarillos asiáticos que les usurpan los empleos. Pretenden su repatriación, pero ya no son chinos, son chinos norteamericanos y tienen sus documentos en regla. Entonces los “empresarios morales” descubren su “depravación”: son consumidores de opio. Con esta circunstancia y el interés geopolítico y geoeconómico referido antes, los EEUU se lanzan a la represión internacional de la droga, logrando la aprobación de la Convención Internacional del Opio suscrita en La Haya en 1912.
Muchos de estos coolíes eran traídos secuestrados por la tríada (mafia china); todos eran pobres y frecuentemente opiómanos. Con los chinos llegó el opio y en los barrios chinos (Chinatown) de Vancouver, San Francisco y otras ciudades de la costa oeste, se adaptaron casas para fumadores de opio. También traerían chinos para trabajar en la construcción del canal de panamá.
Iniciado el siglo XX y evolucionando la situación económica hacia la recesión, los trabajadores norteamericanos de origen europeo, empiezan a presionar a sus congresistas por puestos de trabajo. Buscando las causas del desempleo creciente, adoptan la respuesta fácil de mirar hacia los amarillos asiáticos que les usurpan los empleos. Pretenden su repatriación, pero ya no son chinos, son chinos norteamericanos y tienen sus documentos en regla. Entonces los “empresarios morales” descubren su “depravación”: son consumidores de opio. Con esta circunstancia y el interés geopolítico y geoeconómico referido antes, los EEUU se lanzan a la represión internacional de la droga, logrando la aprobación de la Convención Internacional del Opio suscrita en La Haya en 1912.
Coolies provenientes de Asia portando cargas |