lunes, 25 de marzo de 2019

¿Por qué empezó la primera guerra mundial?

La Primera Guerra Mundial

Soldados canadienses durante la Primera Guerra Mundial

El motivo más aceptado por la Historia lo resume Wikipedia: “Aunque el imperialismo que venían desarrollando las potencias involucradas fue la principal causa subyacente, el detonante del conflicto se produjo el 28 de junio de 1914 en Sarajevo, con el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, a manos de Gavrilo Princip, un joven nacionalista serbio. Este suceso desató una crisis dipómatica cuando Austriahungría dio un ultimátum al Reino de Serbia y se invocaron distintas alianzas internacionales forjadas a lo largo de décadas anteriores. En pocas semanas todas las potencias estaban en guerra y el conflicto se extendió a muchas otras áreas geográficas”.

“El 28 de julio, los austrohúngaros iniciaron las hostilidades con el intento de invasión de Serbia. Mientras Rusia se movilizaba, Alemania invadió Bélgica, que se había declarado neutral, y a Luxemburgo en su camino a Francia. La violación de la soberanía belga llevó al Reino Unido a declararle la guerra a Alemania. Los alemanes fueron detenidos por los franceses a pocos kilómetros de París y se inició una guerra de desgaste en la que las líneas de trincheras apenas sufríeron variación alguna hasta 1917. Este frente es conocido como Frente Occidental”.

“En el Frente Oriental, el ejército ruso logró algunas victorias frente a los austrohúngaros, pero fueron detenidos por los alemanes en su intento de invadir Prusia Oriental. En noviembre de 1914, el Imperio Otomano entró en guerra, lo que significó la apertura de distintos frentes en el Cáucaso, la Mesopotamia y el Sinaí. Italia y Bulgaria se unieron a la guerra en 1915, Rumania en 1916 y los EEUU en 1917”.

Vamos a efectuar unas aclaraciones a lo enunciado por Wikipedia: el archiduque Francisco Fernando de Austria era el heredero del trono. La organización guerrillera a la que pertenecía Princip estaba armada, organizada y dirigida por los Servicios Secretos del Reino de Serbia. Antes de que Austríahungría invadiese el pequeño Reino de Serbia el 28 de julio, se había asegurado el apoyo alemán. Al día siguiente, Rusia ordenó la movilización de los ejércitos preparándose para la guerra. Más tarde, pero aún ese mismo 29 de julio, el Zar canceló la orden al recibir un telegrama del Kaiser alemán en el que le rogaba de que no movilizara el ejército. Sin embargo, el 30 de julio, el Estado Mayor Ruso logró persuadir al débil Zar para que reanudara la movilización. El 31 de julio, el embajador alemán en San Petesburgo entregaba al Zar la declaración de guerra, tras ello, el Zar rompía a llorar saliendo precipitadamente de la habitación.

Wilhelm II y Nicholas II a bordo del Yate Imperial en 1907

El 1 de agosto de 1914, comenzaron las hostilidades ruso-germanas. Un día más tarde, Alemania exigió a Francia su neutralidad y se encontró con una dura respuesta de París, que a su vez ordenó la movilización general. El 3 de agosto de 1914, Alemania declaraba la guerra a Francia, invadiendo a Bélgica con sus tropas para atacar a Francia desde el norte. Entonces el 4 de agosto, Inglaterra declaraba la guerra contra Alemania, invocando su compromiso de protección de la neutralidad belga.

Obviamente que toda esta locura debe tener una explicación que con estos pretextos no se entiende, para intentar acercarnos a la verdad, vamos a ver quiénes ganaron dinero con la Primera Guerra Mundial, por este camino siempre suelen salir a la luz más argumentos, esperemos que sean los verdaderos.

¿Qué situación financiera tenía Inglaterra en esa época?

Antes que nada debemos recordar que en diciembre de 1913, se había creado la Reserva Federal (ver entrada del 6 de julio) en los EEUU, que era un banco privado que tenía el monopolio de emitir dinero en el país con el sistema de dinero deuda y que un cartel de banqueros privados eran los dueños. La agencia de la Reserva Federal más poderosa era la de Nueva York y, según J.W. Mc Callister, los dueños eran: los Goldman Sachs, Rockefeller, Lehman, Loebs, Kuhn, Morgan, los Rothschild, los Warburg, los Lazards y los Israelí Moisés Seif.

Vamos a analizar unos documentos de uso interno del gobierno británico, que han salido recientemente a la luz pública. En enero de 1914, el Ministro de Hacienda, Lloyd George, había pedido a Sir George Paish, uno de los máximos responsables del Tesoro, que iniciara una exahustiva investigación sobre las reservas de oro del Estado Británico. Desde 1870 la Libra Esterlina y la City Londinense (el Banco de Inglaterra también era desde 1694 un banco central privado que también tenía el monopolio de emitir la Libra británica con el sistema de dinero deuda, ver entrada del 12 de julio) representaban el eje central del sistema financiero y monetario mundial, al igual que el dólar y Nueva York lo son desde 1945, tras el Tratado de Bretton Woods

La libra inglesa es la moneda en uso más antigua del mundo
El informe confidencial de Sir George Paish revela la opinión oficial existente en Londres en esas fechas, dice así: “Otra influencia que favorece la reforma bancaria es el creciente poder comercial y bancario de Alemania y nuestra preocupación cada vez mayor de que las reservas de oro de Londres puedan ser saqueadas al inicio o incluso antes de un gran conflicto entre los dos países”. En su informe, Paish, mencionaba la progresiva sofisticación de los grandes bancos comerciales alemanes a partir de la crisis de los Balcanes (1911-1912), que les había llevado a incrementar sustancialmente sus reservas de oro. También advertía que cualquier retirada súbita de fondos fuera de Londres, “podría impedir seriamente la capacidad de la Nación a la hora de obtener el dinero necesario para afrontar una gran guerra”.

El 22 de mayo de 1914, otro alto funcionario del Tesoro Británico, Basil Blackett redactó para Lloyd George otro informe confidencial sobre el tema del “efecto de una guerra sobre nuestras reservas de oro” que es asimismo revelador. “Es totalmente imposible de predicir con claridad los efectos de una guerra general en Europa, en la que la mayor parte de los países del continente, incluída Inglaterra, estuvieran implicados y en la que solo Nueva York, de entre todos los mercados monetarios mundiales (asumiendo la neutralidad de los EEUU) pudiese aún suministrar el oro necesario desde fuera de la contienda”. Sin embargo, hay otra carta aún más sorprendente, si se la considera a la luz de ir a la guerra el 4 de agosto, es una carta de Sir George Paish a Lloyd George: “y es de vital importancia tomar las medidas necesarias para reparar el daño sin demora alguna… es evidente que no podemos confiar en financiar una gran guerra si desde el principio nuestras casas bancarias están sumidas en la banca rota”.

Inglaterra no tardó en jugar sus cartas. Desde 1870 su más importante mercado de inversiones había sido los EEUU. En octubre de 1914, el Gobierno Británico enviaba un representante suyo a la América neutral con el fin de preparar la compra de material militar y otros géneros. En enero de 1915, cuatro meses después de empezar la contienda, el Gobierno Británico nombró agente exclusivo de todas las compras militares en los EEUU a una Casa privada de NuevaYork: la Morgan Co. Al mismo tiempo, Londres se convirtió en fiador de todas las compras efectuadas en los EEUU por sus aliados (rusos, italianos y franceses). La totalidad de esta enorme carga tuvo un efecto devastador en las finanzas británicas y el papel de la Casa Morgan y la comunidad financiera de Nueva York comenzó a cambiar pasando de la posición de inversor pasivo a la autoridad de gobernante en ejercicio de su contrato fiduciario.

El negocio de la Casa Morgan en la guerra


La compra de todo tipo de armas, municiones y otros productos, fue en consecuencia coordinada por la banca privada Morgan a través de su agencia londinense, la Morgan, Greenfell Co., cuyo socio, E. C. Grenfell, era al mismo tiempo el director del Banco de Inglaterra (cuyo dueño principal eran los Rothschild y Morgan no solo era asociado a estos banqueros, sino que también pertenecía al Holding, ver póxima entrada) y amigo personal del Ministro de Hacienda, Lloyd George. La agencia parisina de esta Casa bancaria, Morgan, Harjes Cie., completaba este vital círculo de la finanza internacional Morgan. El agente americano de la Alianza (Morgan) se convirtió en el árbitro que decidía las firmas americanas con capacidad de obtener los contratos de abastecimiento destinados a los principales países europeos en su guerra contra Alemania. Compañías como Du Pont Chemicals, los fabricantes de rifles, Remington y Wincheser recibieron un trato a favor de la Morgan Co. y se convirtieron enauténticos gigantes.

En el medio oeste americano se crearon enormes empresas de comercialización de cereales para alimentar a los clientes europeos de la Morgan Co. (ver las opiniones al respecto muy clarificadoras del general Smedley Butler en la entrada del 15 de setiembre) Este banco llegó a encontrarse en una situación sin precedentes , más aún si se tiene en cuenta que en aquellos años el Presidente de los EEUU, Wilson profesaba la más estricta neutralidad. Sin embargo, esta neutralidad era puramente verbal, ya que millones de dólares, equipo militar y créditos alimenticios estaban destinados a ir a la Gran Bretaña durante los años venideros. Solamente por ser el agente de compras, la Morgan Co. recibía una comisión del 2 % sobre el precio neto de todos los bienes enviados.

No cabe duda de que todo esto era una flagrante violación de las leyes internacionales sobre la neutralidad. Según las mismas, las partes beligerantes no podían establecer bases de abastecimientos en los países neutrales. En un momento dado, el Banco de Morgan fue objeto de una sensacional investigación en la que fue acusado de dar preferencia a pedidos relacionados con empresas vinculadas a sus propios socios. Debe tenerse en cuenta que desde el año 1917 el Ministerio de Guerra Británico hizo pedidos , mediante su intermediario la Morgan House, que totalizaron más de dos mil millones de dólares (esta cantidad no incluía los préstamos directos concedidos por la Morgan y el círculo de financieros de Nueva York a países como Gran Bretaña, Francia, etc).

En 1915, el Secreto del Tesoro, Mc Adoo, logró convencer al Presidente Wilson, quien estaba bastante nervioso al respecto, de que todos esos préstamos privados eran necesarios para mantener las exportaciones americanas. Entre los años 1913 a 1915 las exportaciones norteamericanas a Gran Bretaña crecieron un 68 %. En 1917, justo en la víspera de la entrada de los EEUU en la guerra, los poderes de la Entente habían recibido 1250 millones de dólares en créditos, gracias a los esfuerzos privados de la Morgan, el City Bank y otras grandes Casas de Nueva York, que a su vez controlaban la Reserva Federal de esa misma ciudad.

El ingreso de los EEUU en la guerra

En enero de 1917, cuando Rusia estaba en la pobreza más absoluta y a punto de sucumbir, cuando Francia estaba al borde la bancarrota, y cuando la Libra Esterlina estaba pendiente de un hilo, Morgan y la comunidad financiera neoyorquina, con la ayuda del Servicio de Inteligencia Británico, viendo que no había otra manera de recuperar sus inversiones, empezaron a dar los pases que prepararían la intervención estadounidense en la Guerra Europea contra Alemania. De no ser así, Morgan y la Gran Bretaña se hubieran enfrentado a la ruína finaciera en los comienzos de 1917. El general Ludendorff y su proclamación de la guerra submarina proporcionaron la excusa necesaria (hundimiento del trasatlántico Lusitania).

Respecto al hundimiento del Lusitania, según el autor Anthony Sutton, la comisión de investigación británica fue otorgada a Lord Mersey, y recibió instrucciones del gobierno británico de que el capitán Turner (el patrón del barco) fuera el principal responsable a culpar del desastre. Entonces Lord Mersey cumplió con su deber (siguió las instrucciones del gobierno británico y culpabilizó al capitán Turner), pero luego dimitió, rechazando sus honorarios y a partir de ese momento rechazó encargarse de más comisiones de investigación. A sus amigos Lord Mersey les diría que el caso del Lusitania había sido un “trabajo sucio”. 

Una vez que EEUU le declaró la guerra a Alemania el 2 de abril de 1917, la comunidad financiera de Nueva York, con el soporte vital de Benjamín Strong (Gobernador de la Reserva Federal de Nueva York), emprendió la más ambiciosa operación financiera conocida en la historia de la humanidad. Si el 23 de diciembre de 1913, Wilson no hubiera conferido el carácter de Ley a la creación de la Reserva Federal (bajo la insistencia de Morgan) cabría preguntarse si los EEUU se hubieran involucrado en la Guerra Europea e incluso si los Británicos habrían tenido la audacia de culpar a los imperios continentales del inicio de la guerra y entrar en la misma.

Dado que desde 1917, la Reserva Federal organizaba los préstamos y bonos necesarios para financiar los costos militares del Tesoro Americano, el 30 de junio de 1919 los Bonos del Tesoro Americano vendidos a través de los servicios de inversiones neoyorquinos de la Morgan y sus socios ascendían a más de 21.478 millones de dólares. No debe olvidarse de que Morgan seguía percibiendo sus comisiones.

En 1920, uno de los socios de Morgan, Thomas W. Lamont, se declaraba satisfecho al analizar el resultado de los cuatro años de guerra: “La deuda nacional mundial se ha incrementado hasta los 210.000 millones de dólares, habiéndose incrementado un 475 % en seis años. De esta manera, podemos afirmar que se ha multiplicado enormemente la variedad de los bonos del gobierno y el número de inversores . Estos resultados son evidentes en todos los mercados de inversión mundiales, pero más en los EEUU que en ningún otro lugar”.

Arreglos financieros en el tratado de paz

Podría afirmarse, utilizando la terminología de Hugo Grotius, quien definía a las guerras como justas e injustas, que ninguno de los gobiernos de los principales países en la contienda de 1914 podía arrogarse la justicia. Cada uno de ellos hacía al otro responsable de la guerra y todos perseguían un cierto tipo de objetivos imperialistas. No obstante, si esta era la situación al inicio y durante la ejecución de la enorme carnicería, las condiciones que las fuerzas victoriosas impusieron sobre los imperios derrotados, Alemania en especial, las excedían en la injusticia más grosera.

Tras cinco años de desastre, tanto Inglaterra como los poderes continentales europeos estaban en la ruína. Sin embargo, Wall Street y sobre todo la Morgan no dudaron ni un instante de aprovecharse al máximo de las circunstancias. Los hombres de Morgan, en especial Lamont y el agente de la Morgan en Wall Street, Bernard Baruch, se sentaron a la mesa del llamado Congreso de Versalles para las indemnizaciones de guerra, con la intención de “presentar factura”. Y así lo hicieron. Se constituyó una misión permanente de estudio de las indemnizaciones de guerra cuyo fin era calcular la cantidad exacta que la desolada Alemania de 1919 tendría que pagar.

En 1922, un joven abogado de Wall Steet que había participado en las negociaciones de Versalles, John Foster Dulles, explicaba la posición de la Casa Morgan en la nueva revista de esta firma “Asuntos Extranjeros”, la explicación era de una simplicidad brutal, él dijo: “No puede haber guerra que no tenga pérdidas. Las pérdidas se miden como deudas. Las deudas aparecen de varias maneras: internas, indemnizaciones, entre los aliados, y están por lo general constituidas por bonos o acciones”. Dulles calculó que a Inglaterra, a Francia y a sus aliados, se les debía 12.500 millones de dólares a un interés del 5%. Por otro lado, la Comisión de Indemnizaciones de Guerra en Versalles estimaba que Alemania debía a los aliados la suma de 33.000 millones de dólares. Morgan y el consorcio internacional de banqueros radicado en Nueva York pedían inexorablemente el pago de estas cantidades hasta el último centavo.

La doble carga compuesta por las indemnizaciones debidas por Alemania y las deudas de los así llamados “vencedores”, es decir, lo debido por Francia, Italia, Bélgica etc. a Ingaterra y a los EEUU, y así mismo, lo que Inglaterra le debía a los EEUU, dominaron la política monetaria desde el año 1919 hasta la crisis de 1929. Los pagos anuales de las deudas de guerra representaban más que la totalidad del comercio exterior de los EEUU en los años veinte. Con el apoyo de Montaque Norman, Gobernador del Banco de Inglaterra, y de Benjamín Strong, Gobernador de la Reserva Federal de Nueva York, el grupo bancario privado e internacional de la Casa Morgan controló las enormes transferencias de capital, organizando los pagos de esta confusa, pero para ellos inmensamente provechosa carga deudora.

En noviembre de 1923, la recuperación de las cantidades adeudadas, según lo dispuesto por Versalles, procedía a la entera satisfacción de los bancos internacionales. Como consecuencia de la ocupación militar francesa de las minas de carbón y de las fundiciones de hierro instaladas en la cuenca del Rhur, y la tremenda devaluación del marco alemán, los banqueros internacionales decidieron una vez más reorganizar la situación. Negaron el control gubernamental de estos asuntos, poniendo a disposición de los bancos privados y centrales la cuestión de la deuda y su pago. Estos bancos se reducían al siguiente triunvirato: Morgan, Benjamin Strong de la Reserva Federal de Nueva York y su intimo amigo, Montagu Norman del Banco de Inglaterra. Como ya hemos explicado, la Reserva Federal de Nueva York, el Banco de Inglaterra, al igual que el original Banco de Francia, eran bancos privados y no organizaciones gubernamentales. Fueron estos dos bancos privados y sus propietarios quienes tomaron las vitales decisiones que definieron los años veinte.

Esta situación fue directamente concebida por ese pequeño grupo formado por Mantagu Norman, Strong y su círculo de banqueros privados de Londres y Nueva York, conectados con el grupo Morgan y los Rockefeller. Con el poderoso apoyo de estos dos enormes poderes, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, el grupo Morgan y el cartel de la Reserva Federal comenzaron en los años veinte a hacerse los amos de naciones enteras, controlándolas, igual que antes había controlado las líneas de ferrocarriles. El poder había pasado de la esfera política y sus instituciones, a la esfera económica y sus instituciones bancarias y bursátiles. Había comenzado la esclavitud moderna.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Disolución definitiva del Imperio Otomano

El Imperio Otomano participó en la Primera Guerra Mundial junto a Alemania y al Imperio Austrohúngaro, por tanto, fue una de las potencias derrotadas, como resultado se produjo su definitivo aniquilamiento.

Tropas turcas del Imperio Otomano en la Primera guerra mundial


En mayo de 1916 (en plena guerra mundial), se firmó el acuerdo secreto Sykes-Picot, donde los británicos, los franceses y los rusos se distribuyeron el imperio Otomano, siempre en caso de que este perdiera la guerra. En este pacto, los británicos se aseguraron el control de las áreas que iban desde el Mediterraneo hasta el Río Jordan, Jordania, el sur de Irak y un pequeño territorio que incluía los puertos de Haifa y Acre (Palestina estaba dentro de esta área, por eso luego el gobierno británico se comprometió en la declaración Balfour). Los franceses se llevaron el sureste de Turquía, el norte de Irak, Siria y Líbano. El Imperio Ruso recibiría Estambul, los estrechos turcos y Armenia. Dejando libre la parte de la península arábiga (pues sería asignada a sus grandes aliados que se habían levantado durante la guerra contra los Otomanos), es necesario recordar de que todavía no se habían descubierto las enormes riquezas petroleras en estas áreas, no obstante, luego las empresas del ramo (propiedad del Cartel Bancario de Wall Street) que ejercían el monopolio mundial no tuvieron inconveniente en quedarse con toda la explotación de estos recursos.

El acuerdo de paz entre los países aliados de la Primera Guerra Mundial y el Imperio Otomano fue el Tratado de Sègres (en el que certificó la derrota de los otomanos). En este tratado le dejaron al Imperio Otomano unos 450.000 kilómetros cuadrados distribuídos entre la Anatolia asiática y Estambul. En el momento de la firma, tropas británicas estaban acantonadas en Estambul y tropas griegas habían invadido una parte de la Anatolia. Sin embargo, este tratado no se cumplió, ya que fue aceptado por el Sultán y el gobierno de Estambul, pero, durante su firma, hubo un levantamiento contra el Sultán desde Ankara, encabezado por Mustafá Kemal Atartük, que también venció a las fuerzas griegas y francesas ocupantes de su país. Este levantamiento dio origen a la caída del Sultanato y a la creación de la República Turca, comandada por el mismo Mustafá Kemal. Posteriormente se firmó el acuerdo de Lausana, que reemplazó al de Sègres y se garantizó a Turquía un territorio similar al actual (unos 783.000 kilómetros cuadrados). En este acuerdo Turquía también renunciaba a todos sus territorios que habían sido parte de su Imperio, que se encontraban en Oriente Medio y Asia.


Infantería turca durante la Primera Guerra Mundial


El levantamiento de Mustafá Kemal Atartük

Mustafá Kemal había nacido en Tesalónica en 1881 y había sido iniciado en la Masonería en la logia Macedonia Resortae Veritas, en la que se forjó su carácter liberal y laicista. Gran lector de los filósofos de la ilustración, fue un ferviente admirador de la Revolución Francesa. Había sido un miembro destacado del levantamiento de los Jóvenes Turcos en 1908. Aunque, es verdad de que se había manifestado en contra de a entrada del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial dentro del bando de las potencias centrales, ya que considerab de que si vencían se convertirían en una marioneta de los Imperios Centrales y si eran derrotados perderían lo que les quedaba del Imperio. En cuanto al tema del Islam consideraba de que la religiosidad era algo individual sometida a la consciencia de cada quien. Además, como buen masón, declaraba de que el Islam debía actualizarse constantemente. ¿Acaso una religión puede cambiar sus preceptos morales con el transcurrir del tiempo y los cambios de una sociedad?

Mustafá Kemal era un héroe de guerra, que había obtenido la mayor victoria contra las fuerzas aliadas en la Primera Guerra Mundial: la batalla de Gallipoli. Al iniciar la revolución, se proclamó Jefe de Estado y Primer Ministro en Ankara (por aquel entonces una pequeña ciudad de 15000 habitantes) promulgando una constitución de carácter liberal (recordemos que era masón), que de hecho acababa con la forma islámica de gobierno: el Califato absolutista medieval (tal como lo nombra la historia oficial). Por medio de esta constitución se formó la República Turca, un régimen de soberanía nacional del pueblo originado de la península de Anatolia (Turkestán), que había sido la cabeza del Imperio. Fue una hábil maniobra que transformó un sentimiento religioso musulmán que abarcaba grandes zonas del Cercano y Medio oriente, en dos partes bien diferenciadas: en la metrópoli se fomentó el sentimiento nacionalista Turco (el pueblo más importante en cuanto a podería bélico), mientras que en el reston de sus antiguos territorios se mantuvieron las viejas tradiciones en cuanto a cultura y espiritualidad, quedando ambas partes muy distanciadas. Una vez que se firmó el acuerdo de Lausana esto quedó acordado internacionalmente.

Infantería griega avanza en el rio Ermos durante la guerra griego-turca.

Una vez conseguido el poder, Mustafá formó un sistema de gobierno autoritario encabezado por él, con un sistema parlamentario (en la práctica el Parlamento no tuvo casi poder) tutelado por las Fuerzas Aramadas. Su gobierno fue anticlerical y lo primero que hizo fue cerrar todas las escuelas coránicas (instituciones basadas en la Ley Islámica), tomando el Estado el control de los asuntos religiosos. La enseñanza se declaró laica y obligatoria. Se abolieron los Tribunales Eclesiásticos y entró en vigor un nuevo código penal inspirado en el italiano, así como un código civil adaptado del suizo. Se prohibió el uso de vestimentas tradicionales, incluyendo el velo en las mujeres y se estableció la completa igualdad entre sexos ante la ley, así como el derecho de voto femenino y el divorcio. Como su régimen fue autoritario, esta lacicidad se impuso a la fuerza (el incumplimiento de la supresión del fez y del velo implicaba penas de cárcel) a una población muchas veces hostil, compuesta por un 98% de musulmanes. El alfabeto árabe se sustituyó por el latino y se estableció el calendario occidental. Se cambió la fecha de descanso semanal, del viernes musulmán al domingo cristiano.

No cabe duda de que Kemal cambió totalmente las costumbres y leyes de su pueblo, las dio vuelta como a un calcetín, para encontrar unos cambios tan radicales, tal vez deberíamos retrotraernos a otra revolución masónica: la Francesa. Por toda esta labor de gobierno fue llamado, desde 1934, “el padre de todos los turcos” (Atatürk). No tuvo tiempo de gobernar muchos años, ya que murió muy joven, en 1938, aquejado de cirrosis hepática . Es conocido que el masón Atatürk era muy aficionado a las bebidas alcóhilicas (probablemente este vicio le resultó fatal) y también era muy aficcionado a las mujeres, por tanto, es sabido que tuvo muchas relaciones extramatrimoniales (como buen defensor de los derechos de la mujer).



La lupa sobre la Guerra de la Independencia Turca

Mustafá Kema ataturk
La revolución iniciada por Mustafá Kemal, en la que venció a las tropas griegas expulsándolas de Anatolia y que dio como resultado la creación de la República Turca y el Tratado de Lausana, precisó de una gran financiación y de un gran apoyo del extranjero. Se sabe que Mustafá Kemal era masón y es razonable creer que era bien visto por la gran banca internacional. Llaman la atención algunos hechos que sucedieron con anterioridad a la revolución, Parvus estuvo, un tiempo antes, durante cinco años en Estambul, haciendo negocios de ventas de armas y financiación a los Jóvenes Turcos, incluso luego de esta peripecia llegó a ser muy rico (es la típica combinación que huele a traición: comunista, judío y masón que se enriquece, además, está muy relacionado a la gran banca, ya hemos visto que funcionó en la financiación de Lenin como un agente del banquero Warburg).

El Sultán que aceptó el Tratado de Sègres, era una marioneta de los Jóvenes Turcos y debió aceptar este acuerdo porque las tropas británicas dominaban Estambul. Las tropas griegas habían desembarcado en el oriente del Mar Egeo, concretamente en la costa de Anatolia, y habían tomado una extensa parte de ese territorio, marchando hacia Ankara (llegaron a estar a unos 50 kilómetros). Antes esta situación desesperada, apareció Kemal con un ejército bien armado y pertrechado, venciéndolos y expulsándolos de Anatolia. Además, las tropas británicas que estaban en Estambul se marcharon, propiciando la caída del régimen que había dirigido durante siglos al Imperio Otomano y aunaba los sentimientos políticos y religiosos del pueblo.

¿Por qué sucedió todo esto? Los británicos se excusaron de no ayudar a los griegos por el comportamiento bárbaro de estas tropas durante la invasión. En mi opinión todo lo que sucedió fue extraño y pareciera haber algún plan más ingenioso detrás de estos acontecimientos.



¿Qué buscaba la plutocracia bancaria en Turquía? Como aspecto más importante había uno que no era económico: la creación del estado de Israel y con la declaración Balfour, en la que el gobierno británico se comprometió a hacerlo, se dio el pistoletazo de salida. Para logralo, que mejor que la definitiva destrucción del Imperio Otomano, la destrucción del sultanato resultaba fundamental, pues este aunaba los sentimientos políticos y religiosos de los súbditos del Imperio. Y si, de paso, se creaba en la metrópoli una república laica, incluso anticlerical, mucho mejor, pues la alejaba de los ciudadanos de sus antiguos territorios, que continuaban siendo muy apegados a la religión y tradiciones musulmanas. Si además se firmaba un acuerdo mediante el cual se aseguraba un territorio (la actúal Turquía) y se renunciaba a otros que habían sido del Imperio, todavía resultaba mejor. Si se fomentaba un estado turco basado en la nacionalidad y su etnia, en vez de la religión se lograba separar definitivamente a los territorios del Imperio respecto a la metrópoli. Además, se partieron en pequeños países a los territorios emancipados, lo suficientemente débiles para ser manejables. Como vemos la desmembración del Imperio Otomano y la proclamación de la república turca constituyó un gran paso en la creación del Estado de Israel.

El Estado de Israel en 1947.


Otro aspecto a tener en cuenta era el petróleo, que, si bien, su desarrollo y explotación comenzó en la década del veinte, la mejor opción para que el monopolio de explotación quedara en manos de las grandes corporaciones de los Rothschild y los Rockefeller, era la destrucción definitiva del Imperio. Por tanto, las modificaciones de Atatürk sirvieron para que se lograse la creación de Israel y para que la explotación del petróleo quedara en manos de los que ya tenían el monopolio mundial. Es verdad que no podemos afirmar que él estuviese al tanto de esto o fuera un agente de la plutocracia mundial.
Para reforzar todos estos intereses, dividieron el territorio del Imperio de una manera muy conveniente, sin respetar las etnias y las diferencias religiosas de la población. Con esto se garantizaron tensiones futuras, que, como ya hemos explicado, constiuían la base del negocio de las grandes casas bancarias, es curioso que en Europa se hizo lo mismo. Para premiar a los jefes tribales que les habían ayudado en la guerra contra los Otomanos en la Primera Guerra Mundial, se les hizo reyes de diferentes países (incluso dueños de estos territorios, como la casa Saud en Arabia y los diferentes sultanatos de la zona).

Escudo Arabia Saudita


¿Quién podría alejar a los turcos de sus arragaidas costumbres musulmanas y de su religión? Solo un régimen autoritario que tuviese un líder muy sólido, que infundiese una gran autoridad y Kemal, al ganar la Guerra de la Independencia de Turquía la tuvo. Recordemos que salvó a su pueblo del imperialismo extranjero y de quedar reducido a un estado mucho más pequeño. ¿Acaso esto último resultó una fachada para que se pudiera imponer en tiempo record ese cambio tan brutal que fue necesario para la creación del Estado de Israel y para la explotación de las riquezas petroleras? Después de lo explicado, en mi opinión, el líder turco siguió los parámetros que le indicaron desde su propia logia masónica (que estaba dirigida o muy vinculada a la plutocracia bancaria y petrolera) y como resultado logró este cambio tan importante para alcanzar los objetivos de la banca internacional, ya que consiguió separar definitivamente a la metrópoli de sus antiguos territorios, pues el distanciamiento no solo fue político, sino que también fue de costumbres, mental y religioso.

Israel, bandera y escudo


¿Quién se benefició y quién se perjudicó con el aniquilamiento del Imperio Otomano?

No cabe duda de que los grandes beneficiados de la destrucción del Imperio Otomano fueron los amos del dinero de Wall Street, que además tenían el monopolio petrolero, pues se produjo una división del territorio que les fue propicia para el cumplimiento de sus dos grandes objetivos: la creación del Estado de Israel y quedarse con la explotación de los recursos petroleros. Por si cumplir estos dos objetivos no resultara suficiente, con la nueva división de esos territorios se aseguraron que hubiera conflictos permanentes y ya sabemos que esto significa para las grandes plutocracias especuladoras: la mayor fuente de ganancias. En los años siguientes sus objetivos se vieron algo dificultados con la aparición del nacionalismo árabe, pero finalmente lo lograron dominar, ya sea mediante la infiltración o con las guerras que se originaron en la región.

Standard Oil Company, Ohio 1870

Los grandes perdedores del aniquilamiento del Imperio Otomano fueron, como siempre, los habitantes de estos territorios, que se vieron abocados a varios conflictos bélicos (recordemos que su vida durante el Imperio había sido en general pacífica). En algunos casos perdieron sus territorios y hasta tuvieron que exilarse (los palestinos), en otros casos fueron atacados por potencias extranjeras (Una larga lista: Irak, Siria, Egipto, Jordania, Líbano, etc) y también hubo conflictos entre los diversos países.

sábado, 9 de marzo de 2019

La aniquilación del Imperio Otomano


 
Asalto de los Jenínaros en 1713, en Bender.

Durante el siglo XIX, este imperio había perdido muchos territorios y fue finalmente destruido después de la Primera Guerra Mundial. Es de aclarar que era un Imperio musulmán que se había apropiado de reinos y territorios de confesión cristiana. Resulta lógico que los territorios cuya población era de otra religión se independizaran, debido a que la religión musulmana no solo influye en la parte espiritual de los seres humanos, sino que también incluye el derecho civil y penal. Por tanto, no podemos reprobar de que estos reinos cristianos buscasen su independencia, pues había una incompatibilidad cultural difícil de superar. 

Si bien al independizarse perdieron el paraguas protector del Imperio, peor les resultaba cambiar todas sus costumbres para vivir de acuerdo al discurso del Corán. Pero no era el caso de la población musulmana que vivía en el Imperio y luego de su destrucción se ubicaron en pequeños países inventados, que ni siquiera respetaron que estuviesen consituídos por habitantes que profesasen la misma rama del Islam y perteneciesen a la mismas etnias. ¿Acaso esto también resultó una casualidad o una falta de conocimientos de los que firmaron los acuerdos? ¿O fue así planificado para que viviesen en conflictos permanentes y fueran más manejables económicamente? También esta forma de dividir artificialmente ese territorio contribuyó a que fuera factible la creación de un nuevo estado de otra religión que se ubica en una parte central de lo que constituyó aquel Imperio: Israel.



Territorios perdidos durante el siglo XIX


Imperi otomano, máximo explendor


En 1815 tuvo éxito la insurrección de Serbia formando un estado independiente de facto, consiguiendo la independencia de iure en el Tratado de Berlín de 1878. El levantamiento de Grecia comenzó en 1821 y, en un principio, fueron derrotados, pero finalmente recibieron el apoyo de Inglaterra, Francia y Rusia, consiguiendo que en 1829 se firmara el Tratado de Adrianópolis, por el que se reconocía la autonomía de Grecia, así como la de serbia y los principados de rumanos de Valaquia y Moldavia. Finalmente, Grecia tuvo la independencia en 1830.


En 1878 se firma el Tratado de San Stéfano, por el que la Gran Bulgaria consigue su independencia. Asimismo, Chipre pasa a manos británicas, Francia ocupa la Tunicia e Italia la Tripolitana (Libia), Bosnia y Herzegovina pasa al Imperio Austrohúngaro y el imperio Otomano obtiene Armenia. En 1882, el Imperio Otomano pierde virtualmente Egipto, convirtiéndose en protectorado británico. En 1895, el Imperio Otomano luchó contra Grecia por la isla de Creta y a pesar de su victoria militar, la isla pasó a manos griegas.


El zar Nicolás I había denominado al Imperio Otomano como el enfermo de Europa y no le faltaba razón. Para mayor desgracia, todos los Estados e Imperios que lo limitaban colaboraron de alguna manera con los movimientos independentistas que surgieron en su interior, con el objeto de debilitarlo y quedarse con una parte de sus territorios. Sin embargo, jugó a favor del Imperio Otomano las rivalidades existentes entre las otras potencias, que impidieron que la disolución fuera aún más rápida.



Jóvenes turcos


Declaración de los Jóvnes turcos en 1908.


Después de tantas pérdidas y con una situación económica bastante crítica, en 1908 comenzó una revuelta iniciada por los llamados “Jóvenes Turcos”. Eran un movimiento cuyo principal partido era el Comité para la Unión y el Progreso (CUP), que estaba compuesto por civiles y militares, sin embargo, la revuelta comenzó con un levantamiento castrense (de aproximadamente 200 efectivos) en Macedonia. Lo que comenzó como una pequeña mecha, pronto prendió y fue sumando adeptos. El comandante del ejército y miembro de los Jóvenes Turcos, Ismail Enver proclamó la Constitución de 1876 (el Sultán Hamid II la había suspendido en 1878) en varias poblaciones macedonias. En definitiva, fue la clásica controversia entre un sistema parlamentario y un absolutista, por tanto, es razonable que detrás de los grupo proparlamentarios estuviese la Masonería (está comprobado de que los miembros más influyentes del CUP eran masones).


Como el Sultán se dio cuenta de que el ejército no quería reprimir a los revolucionarios, decidió contemporizar y volver a reconocer la vigencia de la Constitución de 1876. Finalmente, los revolucionarios no tomaron el poder, que quedó en manos del Sultán (que además en su condición de Califa, era el líder musulmán) y del Visir Said Pachá, que era el Primer Ministro.


En 1908 se constituyó el Parlamento, que tuvo una gran mayoría de los diputados del CUP. Sin embargo, dentro del ejército, los partidarios de los Jóvenes Turcos eran los oficiales, mientra que la tropa era mucho más religiosa (no estaba influenciada por la Masonería) y leal al Sultán, en abril de 1909, los soldados más leales a Hamid II iniciaron una contra revolución marchando contra el Parlamento. Exigían un nuevo gobierno, la dimisión de los miembros del CUP y la instauración de la Ley Islámica. Inicialmente consiguieron sus objetivos con la huída de varios miembros del Parlamento (los contrarevolucionarios estaban apoyados por el Sultán), pero esta reacción fue de muy corto recorrido, ya que el mismo cuerpo del ejército macedonio se levantó en armas y marchó hacia Estambul. 

Ismail E. Pasha, líder de la Revolución de los jóvenes turcos, 1908

Sin apenas oposición, reprimeron la revuelta y volvieron a darle el poder al Parlamento. En una solemne reunión de las dos Cámaras destituyeron al Sultán y designaron en su lugar a su hermano pequeño, Mehmed V. El nuevo Sultán había estado prisionero de su hermano durante 33 años, porque Hamid temía que le quitara el poder, y, en ese momento, cuando realmente se lo arrebató, enseguida se convirtió en un gobierno títere (luego de la desastrosa campaña en los Balcanes), ya que el poder, después de 1913, quedó en las manos de los Jóvenes Turcos.


Los tres principales jefes del nuevo gobierno fueron el gran visir, Talat Pachá; el ministro de la guerra, Enver Pachá; y el de la marina, Cemal Pachá. Talat Pachá era Gran Maestro de la logia masónica del Gran Oriente Otomano, a pesar de que sus dos compañeros no eran masones, sí lo eran la mayoría de los políticos del CUP. Recordemos que la religión islámica condena a la Masonería, así el Colegio Jurisdiccional islámico determina que la Masonería es una organización peligrosa y destructiva, cualquier musulmán que se afilie a ella, conociendo sus verdaderos objetivos, es un infiel al Islam.


Es importante reseñar que el millonario comunista (parece una tomadura de pelo, luego la historiografía oficial lo explica ridículamente y si una no se aleja de la razón, llega a la primitiva conclusión) “Parvus” Helphand (ya vimos que conocía a Lenin y Trosky, por tal motivo fue el que enlazó a Warburg con Lenin, con el objeto de financiar a este último) fue el cerebro de la financiación de los Jóvenes Turcos. Un personaje como “Parvus” es razonable creer que trabajaba para la gran banca internacional (cuando fianció a Lenin, quedó demostrado de que estaba muy cercano a Warburg), además, era judío como los principales banqueros y estos solían vincularse con personas de la misma religión, otro dato a tener en cuenta es la cantidad de masones que había en los Jóvenes Turcos (los masones siempre aprecen muy vinculados a la gran banca internacional, en mi opinión los financia y de alguna manera trabajan para ella). 

Escudo de armas de los  warburg

Lo cierto fue que Parvus hizo grandes negocios con el tráfico de armas y la financiación de estos revolucionarios, incluso vivió cinco años en Estambul, y estas actividades lo hicieron inmensamente rico (así funcionaban estos teórciamente comunistas).  ¿Acaso estaban detrás de estos negocios la gran banca internacional? No es posible que Parvus actuase solo, ya que no tenía ese poder, es muy probable que fuera el agente de la gran banca. Esto queda aún más demostrado cuando junto a Warburg procede a la fianaciación de Lenin, además allí quedó verificado que también tenía una gran relación con el alto mando alemán, sobre todo con su ministro de finanzas, Walter Rathenau, también de religión judía.


Es verdad que esta banca ya estaba instalada en una situación privilegiada en el Imperio Otomano, pues podeían el Banco Central privado que emitía la moneda (desde 1856, la mayor parte pertenecía a capitales privados franceses e ingleses, en ambos casos judíos). Sin embargo, había un motivo muy goloso en su disolución: dentro de su territorio estaba Palestina, que era el sitio elgido por el movimiento sionista para crear el estado judío. El gran financiador y jefe de los sionistas era el banquero Rothschild, incluso la Declaración Balfour iba dirigida a este banquero (este documento es la promesa de los británicos de la cesión de una parte de Palestina para la creación del futuro estado judío, recordemos que fue realizada en noviembre de 1917).