sábado, 9 de marzo de 2019

La aniquilación del Imperio Otomano


 
Asalto de los Jenínaros en 1713, en Bender.

Durante el siglo XIX, este imperio había perdido muchos territorios y fue finalmente destruido después de la Primera Guerra Mundial. Es de aclarar que era un Imperio musulmán que se había apropiado de reinos y territorios de confesión cristiana. Resulta lógico que los territorios cuya población era de otra religión se independizaran, debido a que la religión musulmana no solo influye en la parte espiritual de los seres humanos, sino que también incluye el derecho civil y penal. Por tanto, no podemos reprobar de que estos reinos cristianos buscasen su independencia, pues había una incompatibilidad cultural difícil de superar. 

Si bien al independizarse perdieron el paraguas protector del Imperio, peor les resultaba cambiar todas sus costumbres para vivir de acuerdo al discurso del Corán. Pero no era el caso de la población musulmana que vivía en el Imperio y luego de su destrucción se ubicaron en pequeños países inventados, que ni siquiera respetaron que estuviesen consituídos por habitantes que profesasen la misma rama del Islam y perteneciesen a la mismas etnias. ¿Acaso esto también resultó una casualidad o una falta de conocimientos de los que firmaron los acuerdos? ¿O fue así planificado para que viviesen en conflictos permanentes y fueran más manejables económicamente? También esta forma de dividir artificialmente ese territorio contribuyó a que fuera factible la creación de un nuevo estado de otra religión que se ubica en una parte central de lo que constituyó aquel Imperio: Israel.



Territorios perdidos durante el siglo XIX


Imperi otomano, máximo explendor


En 1815 tuvo éxito la insurrección de Serbia formando un estado independiente de facto, consiguiendo la independencia de iure en el Tratado de Berlín de 1878. El levantamiento de Grecia comenzó en 1821 y, en un principio, fueron derrotados, pero finalmente recibieron el apoyo de Inglaterra, Francia y Rusia, consiguiendo que en 1829 se firmara el Tratado de Adrianópolis, por el que se reconocía la autonomía de Grecia, así como la de serbia y los principados de rumanos de Valaquia y Moldavia. Finalmente, Grecia tuvo la independencia en 1830.


En 1878 se firma el Tratado de San Stéfano, por el que la Gran Bulgaria consigue su independencia. Asimismo, Chipre pasa a manos británicas, Francia ocupa la Tunicia e Italia la Tripolitana (Libia), Bosnia y Herzegovina pasa al Imperio Austrohúngaro y el imperio Otomano obtiene Armenia. En 1882, el Imperio Otomano pierde virtualmente Egipto, convirtiéndose en protectorado británico. En 1895, el Imperio Otomano luchó contra Grecia por la isla de Creta y a pesar de su victoria militar, la isla pasó a manos griegas.


El zar Nicolás I había denominado al Imperio Otomano como el enfermo de Europa y no le faltaba razón. Para mayor desgracia, todos los Estados e Imperios que lo limitaban colaboraron de alguna manera con los movimientos independentistas que surgieron en su interior, con el objeto de debilitarlo y quedarse con una parte de sus territorios. Sin embargo, jugó a favor del Imperio Otomano las rivalidades existentes entre las otras potencias, que impidieron que la disolución fuera aún más rápida.



Jóvenes turcos


Declaración de los Jóvnes turcos en 1908.


Después de tantas pérdidas y con una situación económica bastante crítica, en 1908 comenzó una revuelta iniciada por los llamados “Jóvenes Turcos”. Eran un movimiento cuyo principal partido era el Comité para la Unión y el Progreso (CUP), que estaba compuesto por civiles y militares, sin embargo, la revuelta comenzó con un levantamiento castrense (de aproximadamente 200 efectivos) en Macedonia. Lo que comenzó como una pequeña mecha, pronto prendió y fue sumando adeptos. El comandante del ejército y miembro de los Jóvenes Turcos, Ismail Enver proclamó la Constitución de 1876 (el Sultán Hamid II la había suspendido en 1878) en varias poblaciones macedonias. En definitiva, fue la clásica controversia entre un sistema parlamentario y un absolutista, por tanto, es razonable que detrás de los grupo proparlamentarios estuviese la Masonería (está comprobado de que los miembros más influyentes del CUP eran masones).


Como el Sultán se dio cuenta de que el ejército no quería reprimir a los revolucionarios, decidió contemporizar y volver a reconocer la vigencia de la Constitución de 1876. Finalmente, los revolucionarios no tomaron el poder, que quedó en manos del Sultán (que además en su condición de Califa, era el líder musulmán) y del Visir Said Pachá, que era el Primer Ministro.


En 1908 se constituyó el Parlamento, que tuvo una gran mayoría de los diputados del CUP. Sin embargo, dentro del ejército, los partidarios de los Jóvenes Turcos eran los oficiales, mientra que la tropa era mucho más religiosa (no estaba influenciada por la Masonería) y leal al Sultán, en abril de 1909, los soldados más leales a Hamid II iniciaron una contra revolución marchando contra el Parlamento. Exigían un nuevo gobierno, la dimisión de los miembros del CUP y la instauración de la Ley Islámica. Inicialmente consiguieron sus objetivos con la huída de varios miembros del Parlamento (los contrarevolucionarios estaban apoyados por el Sultán), pero esta reacción fue de muy corto recorrido, ya que el mismo cuerpo del ejército macedonio se levantó en armas y marchó hacia Estambul. 

Ismail E. Pasha, líder de la Revolución de los jóvenes turcos, 1908

Sin apenas oposición, reprimeron la revuelta y volvieron a darle el poder al Parlamento. En una solemne reunión de las dos Cámaras destituyeron al Sultán y designaron en su lugar a su hermano pequeño, Mehmed V. El nuevo Sultán había estado prisionero de su hermano durante 33 años, porque Hamid temía que le quitara el poder, y, en ese momento, cuando realmente se lo arrebató, enseguida se convirtió en un gobierno títere (luego de la desastrosa campaña en los Balcanes), ya que el poder, después de 1913, quedó en las manos de los Jóvenes Turcos.


Los tres principales jefes del nuevo gobierno fueron el gran visir, Talat Pachá; el ministro de la guerra, Enver Pachá; y el de la marina, Cemal Pachá. Talat Pachá era Gran Maestro de la logia masónica del Gran Oriente Otomano, a pesar de que sus dos compañeros no eran masones, sí lo eran la mayoría de los políticos del CUP. Recordemos que la religión islámica condena a la Masonería, así el Colegio Jurisdiccional islámico determina que la Masonería es una organización peligrosa y destructiva, cualquier musulmán que se afilie a ella, conociendo sus verdaderos objetivos, es un infiel al Islam.


Es importante reseñar que el millonario comunista (parece una tomadura de pelo, luego la historiografía oficial lo explica ridículamente y si una no se aleja de la razón, llega a la primitiva conclusión) “Parvus” Helphand (ya vimos que conocía a Lenin y Trosky, por tal motivo fue el que enlazó a Warburg con Lenin, con el objeto de financiar a este último) fue el cerebro de la financiación de los Jóvenes Turcos. Un personaje como “Parvus” es razonable creer que trabajaba para la gran banca internacional (cuando fianció a Lenin, quedó demostrado de que estaba muy cercano a Warburg), además, era judío como los principales banqueros y estos solían vincularse con personas de la misma religión, otro dato a tener en cuenta es la cantidad de masones que había en los Jóvenes Turcos (los masones siempre aprecen muy vinculados a la gran banca internacional, en mi opinión los financia y de alguna manera trabajan para ella). 

Escudo de armas de los  warburg

Lo cierto fue que Parvus hizo grandes negocios con el tráfico de armas y la financiación de estos revolucionarios, incluso vivió cinco años en Estambul, y estas actividades lo hicieron inmensamente rico (así funcionaban estos teórciamente comunistas).  ¿Acaso estaban detrás de estos negocios la gran banca internacional? No es posible que Parvus actuase solo, ya que no tenía ese poder, es muy probable que fuera el agente de la gran banca. Esto queda aún más demostrado cuando junto a Warburg procede a la fianaciación de Lenin, además allí quedó verificado que también tenía una gran relación con el alto mando alemán, sobre todo con su ministro de finanzas, Walter Rathenau, también de religión judía.


Es verdad que esta banca ya estaba instalada en una situación privilegiada en el Imperio Otomano, pues podeían el Banco Central privado que emitía la moneda (desde 1856, la mayor parte pertenecía a capitales privados franceses e ingleses, en ambos casos judíos). Sin embargo, había un motivo muy goloso en su disolución: dentro de su territorio estaba Palestina, que era el sitio elgido por el movimiento sionista para crear el estado judío. El gran financiador y jefe de los sionistas era el banquero Rothschild, incluso la Declaración Balfour iba dirigida a este banquero (este documento es la promesa de los británicos de la cesión de una parte de Palestina para la creación del futuro estado judío, recordemos que fue realizada en noviembre de 1917).

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